Durante su visita, Alfonso XIII firmó varios decretos, como el puente de Santa Úrsula y la cesión del Castillo de San Cristóbal al Ayuntamiento de Santa Cruz. Serían una realidad en 1909 y 1927, respectivamente. La tardanza del segundo se debía a que las zonas costeras militares eran intocables, aunque Santa Cruz y Las Palmas necesitaban expansionarse.
Las aspiraciones de los oficiales de reserva, estudiadas por el Estado Mayor Central del Ejército, tras las promesas del Rey, fueron recogidas en el Nuevo Reglamento Orgánico de 1907, aunque se declararon a extinguir en 1918, siendo añoradas por los canarios, como quedó reflejado en la Asamblea Provincial de 1922.
La Granja-Escuela Regional de Canarias, situada en Santa Cruz, comenzaría en 1907, y las Escuelas Agrícolas de La Laguna y La Orotava recibirían una asignación; también las obras de la catedral de La Laguna, los templos de Santa Brígida y de Puerto de Cabra y algunos establecimientos benéficos, como el Asilo Victoria, fundado como recuerdo del viaje regio, del que obtuvo autorización para llevar dicho nombre y que la futura Reina fuera presidenta del mismo. Atendía a los niños pobres, enseñándolos un oficio.
En mayo reiteró dicha súplica y envió un pájaro canario a la Reina, como embajador de Tenerife. El Asilo, inaugurado en 1911, donde la Reina fue representada por Doña Mercedes Manzanares de Molins, organizará exposiciones de labores en 1925 y 1927.
El Conde de Romanones elaboró una Memoria con las necesidades de las Islas. Los diputados canarios no estaban de acuerdo con ella. Hubo diversidad de opiniones e incidentes en Tenerife. El Gobierno decidió agilizar todo lo relacionado con Canarias.
División provincial
Gran Canaria y Tenerife defenderían sus intereses. La prensa local y nacional se implicarían, tomando partido por una u otra postura, especialmente por Gran Canaria, partidaria de la división provincial. Ante esta situación, el Ayuntamiento de Santa Cruz renunció a las peticiones hechas al Monarca y a todas las concesiones ofrecidas.
El Gobierno decidió desechar la división, por el momento, pero concederá organismos oficiales a Las Palmas, que la harán ganar independencia. Así, en 1906, el Delegado del Gobierno Oriental obtuvo las mismas atribuciones que los Gobernadores Civiles en lo relacionado con los puertos y las Juntas creadas en las poblaciones de su jurisdicción; en 1907, la nueva Ley electoral establecía tres Juntas de Censo independientes (Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma); y en 1908, la Comisión Permanente de la Diputación se dividía en dos Comisiones independientes.
Tenerife tuvo que crear la Unión Patriótica, en 1908, y desplegar una intensa actividad local y nacional en contra de la división, para que la Ley Administrativa de 1912 no la recogiera, pero en su lugar se crearon los Cabildos Insulares, que restaba prerrogativas a la Diputación Provincial, representativa de la unidad regional.
El Cabildo de Gran Canaria se convirtió en prodivisionista y los tinerfeños, contrarios a los Cabildos, seguirían luchando por revocar dicha Ley. Sin embargo, la descentralización continuó y Las Palmas, en 1927, conseguiría la división de la provincia. Tenerife, a cambio, obtuvo la Universidad de La Laguna y otros organismos educativos, por los que venía luchando desde 1911, pues no todos estaban de acuerdo. La propia Ley de 1912, le permitió ir creando dicha Universidad.
Las Canarias obtuvieron, desde los primeros años, una autoridad de mayor prestigio, con facultades para resolver diferentes cuestiones, sin perjuicio de la apelación al Poder Central, que no admitía ni Tenerife ni Gran Canaria. La Escuela Especial de Náutica sufriría una reorganización y desde 1909 podrá conceder los títulos de Piloto y de Capitán de la Marina Mercante. El Instituto General y Técnico de La Laguna se ampliaría, y se crearía otro en Las Palmas, tras la labor de sus diputados, encabezados por Benito Pérez Galdós.
El comercio y las comunicaciones se incrementarían lentamente. En 1921, El Hierro protestaba de que ningún barco llegara a La Restinga y a Punta Grande, para exportar sus productos. Los puertos de La Estaca y San Sebastián de La Gomera fueron aprobados en 1909, y el resto, modificados o construidos por iniciativa privada (La Gomera) o pedidos de nuevo en 1927, como el de Tazacorte.
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