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domingo, 24 de mayo de 2015

Aquel muchacho de la calle del Cano.

Aquel muchacho de la calle del Cano. 

 


 

Lunes, 11 de Mayo de 2015
Manuel Herrera Hernández
Publicado en el número 574
En el Colegio de San Agustín, Pérez Galdós cursará el bachillerato de 1857 a 1862 sin mucha brillantez. Benito en vez de estudiar dibuja, compone versos satíricos, es un inagotable lector y se inicia su vocación de escribir y hacer caricaturas del profesor... Ayer fue el aniversario de su nacimiento (10 de mayo de 1843).
 
 
A mediados del siglo XIX en Las Palmas, isla de Gran Canaria, la calle del Cano era angosta y no muy larga. Junto con la calle de los Malteses y la calle de San Bernardo eran las más importantes del barrio de Triana con los talleres artesanales y los comercios. Desde el siglo XVI tenía el nombre de calle del Canon, acabado en n, lo que se explica por el hecho de haber estado en dicha calle las oficinas donde se pagaban ciertos cánones o contribuciones, aunque también existe la referencia del vecino de dicha calle, Antonio Fernández de Sosa, El Cano, a quien se nombró padrino de la misma. Era el 10 de mayo de 1843, miércoles, cuando a las 3 de la tarde nacía un niño en el número 33. Era el décimo hijo del matrimonio formado por Sebastián Pérez Macias y María de los Dolores Galdós Medina. El parto tuvo lugar en una habitación del piso alto, destinada a cuarto de labor, porque era habitual que la parturienta no diese a luz en su propia cama matrimonial para evitar posibles deterioros, sino en un catre de tijera. Dos días más tarde, el viernes 12 de mayo, la familia Pérez Galdós se trasladó a la parroquia de San Francisco, que había sido reinstaurada por el obispo Romo en 1840, y el neófito recibió el nombre de Benito María de los Dolores.
 
Es posible que en la psicología de Galdós influyeran la edad madura de sus padres; que era el menor de los diez hijos y que fue muy mimado por las numerosas mujeres de la casa: su madre, las tías, las seis hermanas (la mayor, Soledad, tenía 19 años cuando él nació) y las sirvientas; la prolongación de la lactancia materna durante más de tres años como confirmó su hermana doña Tomasa cuando tenía 90 años, y una madre intransigente que establecía en el hogar su voluntad en ley. Cuando Benito tenía diecinueve años escapó de ese dominio y bien podría servir esto de explicación de la vida que llevó en Madrid. A ese ambiente familiar se unía el hecho de que Benito era un niño enfermizo. Me crié malucho siempre, padecía unos catarros que me ponían a la muerte. Benito padecía de asma bronquial. El niño asmático tiene una psicología especial a la que se añade la ansiedad, tanto del niño como de la familia, la sobreprotección, la falta de confianza en sí mismo y la timidez. Todas estas circunstancias confluyeron en una atención para que no enfermara Benitín, como llamaban al niño, que facilitó la eclosión de una personalidad pasivo-dependiente.
 
Benito prefería estar sentado en las rodillas de su padre fascinado con las historias patrióticas de las unidades canarias en la Guerra de la Independencia. El batallón zarpó para Cádiz el 29 de marzo de 1809 formando parte Domingo Pérez Macías y su hermano Sebastián, que sería padre de Benito Pérez Galdós, como capellán y subteniente respectivamente. El primero nos dejó un manuscrito titulado Expedición a España del batallón de granaderos de Canaria. En la batalla de Chiclana este batallón atacó a la fuerzas francesas al grito de ¡Viva la Virgen del Pino!, siendo distinguido con el sobrenombre histórico de Batería de Granaderos Canarios sin que ninguno resultara herido. Estas historias estimulaban su imaginación. Por otro lado, se deleitaba recortando con tijeras figuras de papel. Un día recortó la figura del novio de la sirvienta Teresa y la pegó en la puerta principal recibiendo alabanzas de mamá Dolores por su habilidad artística. Además, sus hermanas Dolores y Tomasa le enseñaban a tocar el piano. Para sus compañeros de juego Benito era un niño callado, tímido y desgarbado. Yo era tan flacucho, tan débil que si tomaba parte en cualquier juego ya no había otra víctima. Los juegos empezaban en la calle del Cano en casa de sus escasos amigos y generalmente terminaban en la plazoleta del convento de las Bernardas colindante con el barrio de pescadores de la Vica o en las charcas del barranco Guiniguada.
 
En 1849 fue a la escuela de la miga (aféresis de amiga) doña Luisa Bolt, de origen británico, situada en la cercana calle de los Malteses donde se inició en el estudio del inglés. Para terminar su instrucción primaria Benito acudió a la célebre amiga regida por dos hermanas conocidas por las niñas de Mesa a quienes los alumnos llamaban seña Belén y seña Bernarda y por otra familiar, doña Rafaelita, tías del escritor Rafael de Mesa que sería uno de los más abnegados amigos de Galdós. Este colegio para niños pequeños estaba, enfrente de la calle Montesdeoca, en la calle de la Carnicería (actual Mendizábal), que fue creada por Real Cédula de privilegios de esta isla, y fue dada por los Reyes Católicos, en Madrid el 20 de diciembre de 1494: […] la obligación de tener reloj y hospital, y carnicería y matadero. Cuando, a finales de mayo de 1851, se propagaron los rumores sobre el cólera en la ciudad la familia Pérez Galdós se refugió en Santa Brígida en su hacienda de La Data. El Ayuntamiento de Las Palmas pagó con tierras a los expedicionarios de La Granadera Canaria. Y así, en el reparto a Domingo y a Sebastián Pérez Macías les correspondió la Data o donación de una hacienda de viña y árboles frutales en el Ex monte (sic) lentiscal y punto que denominan Montaña de los Lirios de esta jurisdicción. Allí Benito, con ocho años, construyó con materiales elementales una pequeña ciudad medieval que asombró a todos.
 
En el Colegio de San Agustín, único centro de enseñanza secundaria de la ciudad fruto de la inquietud del Gabinete Literario, Benito cursará el bachillerato de 1857 a 1862 sin mucha brillantez. Benito en vez de estudiar dibuja, compone versos satíricos, es un inagotable lector y se inicia su vocación de escribir y hacer caricaturas del profesor o de sus condiscípulos. Recuerda Rafael Romero (Alonso Quesada) en un artículo de 1920 que el joven Benito era amigo de su abuelo, que tenía la sastrería cerca del colegio, y que sentado en un taburete en silencio escuchaba historias a mi abuelo. Aquel muchacho de la calle del Cano al marchar a Madrid dejó atrás la familia y un amor juvenil. También marchó recelando de los estudios de Derecho para los que realmente no tenía vocación. Acaso por esto Galdós llegó a ser figura cumbre del Realismo español del siglo XIX. Y así, inspirándose en Erckmann y Chatrian, comenzó los Episodios Nacionales, las novelas de la primera época en torno al problema religioso, las novelas españolas contemporáneas describiendo la sociedad madrileña de su época, y otras inclinadas al misticismo (la Vida de Santa Teresa es, después del Quijote, la obra española más presente en la novelística de Galdós desde La Fontana de Oro hasta Misericordia) o de contenido idealista (Galdós es el primer gran cervantino de toda la novela del siglo XIX), atreviéndose hasta la producción dramática realista. Decía Rabindranath Tagore que el genio no se entretiene en arrancar flores para guardarlas. Sigue caminando y las flores alegrarán su camino.
 
 
Manuel Herrera Hernández forma parte de la Asociación Española de Médicos Escritores. Asociado fundador de la Asociación Canaria de Amigos de Galdós (ACAG).
 

sábado, 10 de noviembre de 2012

Un guiense en Las Cortes de Cádiz-1812

Un guiense en Las Cortes de Cádiz-1812
ImagePor primera vez en España, las Cortes de Cádiz de 1812 debatieron acerca de la posible abolición de la esclavitud.
El guiense Pedro Gordillo y Ramos presidía las Cortes Constituyentes.
Ante la invasión napoleónica, en cada provincia se creó una Junta, que desoyó toda conminación de otras autoridades españolas, a disolverse o a ponerse bajo sus ordenes. Soberanamente decidieron la elección y el envío de diputados a las Cortes de Cádiz.
Estas asumieron el gobierno de España, la lucha contra Napoleón y la elaboración de la Constitución de 1812. Estuvieron presididas por el guiense José Gordillo Ramos, conocido como el canónigo Gordillo. Fueron disueltas por Fernando VII.
La creación de Juntas ciudadanas y provinciales, y su disolución por el poder central, fue un ejemplo que se repitió durante el siglo XIX en cuatro ocasiones, lo que explica que finalmente, quienes de forma más radical creían que la soberanía estaba en el pueblo, representado por estas Juntas, culminasen sus ideas durante la Primera República intentando poner en pie una constitución que consideraba que la nación española y su gobierno nacían del derecho de autodeterminación de los llamados estados (o según otros, cantones) en que estaba dividida la República Federal Española.
La Constitución de 1812 dice:
Artículo. 5.- Son españoles.
rimero.- Todos los hombres libres nacidos y avecinados en los dominios de las Españas; y los hijos de éstos
........
uarto.- Los libertos desde que adquieran la libertad en las Españas.
Pero en lo que atañe a estos últimos en el Capítulo IV, al definir quienes además de ser españoles son "ciudadanos españoles" (es decir, españoles con plenitud de derechos), se exigen varios requisitos, si se es de origen africano, entre ellos no ser liberto, es decir, ser hijo de padres libres ("ingenuos").
Artículo 22: A los españoles que por cualquiera línea son habidos y reputados por originarios del Africa, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos: en su consecuencia las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieren servicios calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y conducta, con la condición de que sean hijos de legítimo matrimonio de padres ingenuos; de que estén casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capital propio.
Merece la pena señalar también que según el Artículo. 25.3 el ejercicio de los derechos de ciudadano español se suspenden "Por el estado de sirviente doméstico", sin que intervenga el origen racial en este hecho.
A pesar de estos "resultados", en estas Cortes hubieron diputados abolicionistas como Isidoro de Antillón, José Miguel Guridi Alcocer y Agustín Argüelles.
El 2 de abril de 1811 hubo un gran debate en las Cortes sobre la esclavitud. Pocos días antes, el 26 de marzo de 1811, el diputado de Tlaxcala (Méjico) Jose Miguel Guridi Alcocer presentó una propuesta que incluía la abolición inmediata de la trata y un plan gradual de abolición de la esclavitud que preveía que los hijos de los esclavos fuesen libres y que suavizaba la condición del esclavo mediante el cobro de un salario con el que podían comprar su libertad. El proyecto fue envíado a la Comisión de la Constitución, sin ser tratado por el pleno.
En cambio si fue admitida a discusión, produciéndose un gran debate, las propuestas de abolición de la tortura y del tráfico de esclavos que presentó el 2 de abril el diputado Agustín Argüelles. A José Miguel Guridi Alcocer se le quiso aclarar porque no había sido tratada su proposición en el pleno, con las siguientes palabras del diputado Sr. Mejía: "Las proposiciones del Sr. Alcocer han pasado à esta comisión, porque encierran un caso distinto, cual es el abolir la esclavitud, negocio que requiere mucha meditación, pulso y tino".
La propuesta de Argüelles en cambio tuvo una mejor acogida, pues por un lado, en aquellos momentos el gran aliado de España, la Gran Bretaña, estaba proponiendo a todos los países que suscribiesen un acuerdo de prohibición de la trata de esclavos y por otro lado, se trataba de una prohibición que al no liberar a los actuales esclavos, no iba en contra del respeto a la propiedad privada. Esta importante matización volvió a quedar en evidencia durante el debate, cuando en respuesta al diputado García Herreros que pedía "que se declare que no sean esclavos los hijos de esclavos, porque de lo contrario se perpetúa la esclavitud aunque se prohiba este comercio". Le replicó de inmediato, el diputado Sr. Gallego diciendo: "Esto trae otros inconvenientes, porque al cabo es una propiedad agena, que está autorizada por las leyes".
Contra estas voces abolicionistas, el Ayuntamiento de la Habana hizo llegar el 10 de julio de 1811 un memorándum en el que se oponía a la abolición diciendo que los esclavos estaban en Cuba "no por nuestra culpa", sino por la del padre Bartolomé de las Casas que dos siglos antes, para proteger a los indios, había propuesto importar esclavos negros. Ahora, según el escrito, debía de aceptarse que la economía de Cuba se basaba en el trabajo esclavo.
El diputado de las Cortes Isidoro de Antillón ya había demostrado su abolicionismo unos años antes, cuando el 2 de abril de 1802, pronunció una conferencia en la Academia Matritense de Derecho Español y Público, en favor de la prohibición de la trata de esclavos y de la abolición gradual de la esclavitud. En 1811 le dió forma de publicación, con el título "Disertación sobre el origen de la esclavitud de los negros, motivos que la han perpetuado, ventajas que se le atribuyen y medios que podrían adoptarse para hacer prosperar sin ellos nuestras colonias". Además le añadió al final unas "Notas de 1811" en las que se reproduce y se da apoyo a la propuesta de abolición del comercio de esclavos presentada a las Cortes por el diputado Agustín de Argüelles, así como a la propuesta presentada en el mismo debate por el diputado García Herreros pidiendo la libertad para los hijos que tuviesen las esclavas.
Como señala Antillón, las ideas de prohibición de la trata y de abolición gradual de la esclavitud, cuando las expuso en 1802, eran una arriesgada novedad, pues como dice en el preámbulo de la transcripción de la citada conferencia: "en una corte donde reinaba el más absoluto y más incensado despotismo, en donde se premiaba el espionage y la delación como las acciones heroicas se premian en una república, en donde todas las corporaciones de más autoridad, todos los agentes del gobierno tenían declarada la guerra à la razón y proscrito al filósofo que osase invocarla, hubo ¿quien lo creyera? un congreso de jóvenes honrados, que arrostrando las cárceles, los destierros y toda la indignación del favorito y de los ministros discutían libremente cuestiones muy delicadas de moral y de política, raciocinaban sobre la libertad del ciudadano y sobre la constitución de las sociedades...". Prosigue Antillón: "No creía yo, ni esperaba cuando en el año 1802 leí en la Academia de Santa Bárbara mi discurso sobre la esclavitud de los negros, que en España nueve años después llegaría á reconocerse y proclamarse la soberanía del pueblo, origen fecundo de todos los derechos del hombre en sociedad...¿Que contraste entre los sublimes y patrióticos discursos pronunciados en las córtes..... y las hediondas arengas de prostitución y servilidad que formaban toda la elocuencia de los cortesanos de Cárlos IV!
El mes de agosto de 1813 fue muy dramático para Isidoro de Antillón. La expulsión de España de los ejércitos de Napoleón ya había empezado a dar esperanzas a los nostálgicos del absolutismo.
El 9 de Agosto, Antillón intervino eficazmente oponiéndose con un largo discurso a las propuestas en favor de un rápido traslado de las Cortes a Madrid o Sevilla, y el abandono de Cádiz en donde los partidarios de la Constitución eran fuertes. El día 13 aprovechó el debate de la petición de los procuradores y ciudadanos de Trujillo (Perú) en favor de "abolir por ley fundamental la que ordena la infamante pena de azotes y cárcel al indio que no asiste en su parroquia á la doctrina" para formalizar una proposición de sentido más amplio, en la que se pedía: "Que en el plan de instrucción pública que aprueben las Córtes, se tenga presente la necesidad de abolir el castigo de azotes en las enseñanzas públicas como indigno de los ciudadanos españoles, y por la misma razón la pena de azotes quede abolida en el Código criminal de la Monarquía". Una vez aprobada esta proposición por las Cortes, prosiguió el debate y Antillón se opuso a quienes proponían una anticipada disolución de las Cortes, dejando en su lugar a la Diputación General con el encargo de preparar una nueva elección de diputados.
A los pocos días Antillón fue agredido por tres asesinos en la calle, al salir de las Cortes, y dejado por muerto. A consecuencia de las heridas murió al año siguiente en su población natal (Santa Eulalia), cuando era conducido a Zaragoza para ser ejecutado, víctima de la represión que en 1814 desencadenó Fernando VII contra quienes se habían distinguido como liberales en las Juntas ciudadanas de defensa contra los invasores franceses y en las Cortes de Cádiz, cuya Constitución fue abolida el 4 de mayo de 1814.
Personalidades abolicionistas como Argüelles o el escritor José María Blanco White solo se salvaron exiliándose.
En 1820 el general Riego sublevó a las fuerzas que debían zarpar para reprimir a los independentistas americanos y dio un golpe de estado, que con el apoyo de las Juntas que se crearon en muchos puntos del país, restableció la Constitución de 1812.
Una de las iniciativas que aquellas restablecidas Cortes querían impulsar, era penalizar el incumplimiento del tratado de 1817 de prohibición de la trata de esclavos que Fernando VII firmó con Inglaterra, sin gran voluntad de cumplirlo, a cambio de 400.000 libras. Los tres diputados cubanos tenían instrucciones de oponerse a ello, pero uno de ellos, el diputado de Cuba Félix Varela, no respetó esta directriz y presentó un plan de prohibición inmediata de la trata y, con el persuasivo argumento de que con la esclavitud siempre existiría el peligro de que los esclavos se rebelasen, propuso un plan gradual de abolición de la esclavitud en un máximo de quince años. Felix Varela era un sacerdote y el historiador Hugh Tomas explica en su obra "La Trata de esclavos" que los esclavistas cubanos le quisieron oponer otro diputado y sacerdote cubano, fray Juan Bernardo O'Gaban, el cual escribió un opúsculo contra Varela titulado "Observaciones sobre la suerte de los negros", en el que se insistía que la trata suponía un medio de civilizar a los africanos, y que si entendían realmente el humanitarismo, los sabios legisladores obligarían a los africanos a trabajar y apoyarían su traslado hacia América, en lugar de oponerse a ello.
El debate de las propuestas de Varela no prosperó pues en 1823 España fue invadida por los Cien mil hijos de San Luis, enviados por la Santa Alianza para restablecer el absolutismo y dar inicio a la llamada "década ominosa" de sangrienta represión contra los liberales. Incluso en 1823 fuerzas realistas desenterraron y quemaron el cadáver de Isidoro de Antillón, aventando sus cenizas.
La represión no se atenuó hasta que el rey tuvo que combatir a un sector absolutista "ultra" alzado en armas: los llamados "descontentos", conglomerado que unía por un lado a quienes temían por sus privilegios o por una desamortización de sus tierras y bienes, como en el caso de la Iglesia, y que veían en cualquier medida modernizadora -como la de que España tuviese un Presupuesto- una amenaza al atentar o limitar en cierta forma el poder o capricho real. Por otro lado, se les sumaban campesinos empobrecidos en regiones como el interior de Cataluña, a quienes la propaganda de los primeros había convencido que el culpable de sus males era el gobierno absolutista moderado al que acusaban de liberal y de alejado de la Iglesia.
Esta amalgama "ultra" al morir Fernando VII, fue el origen del "Carlismo", partido defensor de las pretensiones de Don Carlos, hermano de Fernando VII. A lo largo del siglo XIX estuvo en la raíz de tres guerras civiles en España. El carácter secundario del problema dinástico lo corrobora el que este tipo de defensa del absolutismo "ultra" no fue exclusivo de España. También en Portugal tuvieron una guerra civil contra los Miguelistas, partidarios del pretendiente Miguel de Braganza que aglutinaba fuerzas parecidas.

sábado, 13 de octubre de 2012

BUDA

A lo largo de los siglos, se ha representado la imagen de Buda tantas veces que incluso en Occidente su efigie resulta tan familiar como cualquier otro objeto artístico. Solemos verle sentado sobre sus piernas en actitud meditativa, con una protuberancia más o menos saliente en la cúspide del cráneo y un lunar piloso entre las cejas, cubierto por un vaporoso manto sacerdotal y aureolado su rostro por una serenidad y una dulzura entrañables. Hay algo, sin embargo, que sorprende a veces: para ser un asceta que ha renunciado a los placeres del mundo y que conoce a fondo las miserias humanas, en ciertas representaciones parece excesivamente bien alimentado y demasiado satisfecho.

Buda en una de sus primeras representaciones
en la antigua región de Gandhara (siglos I-II)
Es creencia común considerar que los santos llevaban una vida eremítica de lucha y sacrificio en busca de la paz interior, y así era, efectivamente, en la India que Buda conoció, unos quinientos años antes de Cristo. La idea de la purificación a través del sufrimiento era usual entre hombres ya maduros o ancianos, horrorizados y confusos ante la perversidad de sus contemporáneos. Con frecuencia, abandonaban a sus familias y se refugiaban en las montañas, cubiertos de harapos y con un cuenco de madera como única posesión, que usaban para mendigar comida. Antes de convertirse en Buda, que significa "el Iluminado", Siddharta Gautama también practicó estas disciplinas corporales abnegadamente, pero no tardó en comprobar que eran inútiles.
Una vida de príncipe
Siddharta Gautama nació probablemente en el año 558 antes de Cristo en Kapilavastu, ciudad amurallada del reino de Sakya situada en la región meridional del Himalaya, en la India. Conocido también con el nombre de Sakyamuni ("el sabio de Sakya"), Siddharta era hijo de Suddhodana, rey de Sakya, y de la reina Maya, que procedía de una poderosa familia del reino. Según la tradición, Siddharta nació en los jardines de Lumbini, cuando su madre se dirigía a visitar a su propia familia. La reina Maya murió a los siete días de haber dado a luz y el recién nacido fue criado por su tía materna Mahaprajapati.

El nacimiento de Buda
Siddharta creció rodeado de lujo: tenía tres palacios, uno de invierno, otro de verano y un tercero para la estación de las lluvias. En ellos disfrutaba de la presencia de numerosas doncellas, bailarinas y músicos; vestía ropa interior de seda y un criado le acompañaba con un parasol. Se le describe como un muchacho de constitución esbelta, muy delicado y con una esmerada educación. De sus años de estudio, posiblemente dirigidos por dos brahamanes, sólo se sabe que asombró a sus maestros por sus rápidos progresos, tanto en letras como en matemáticas. Mucho se ha hablado del carácter sensible de Buda; pero siendo hijo de un rey y aspirante al trono, debió de ser educado también en las artes marciales y en todas aquellas disciplinas necesarias para un monarca. Con todo, el reino de Sakya apenas si era un principado del reino de Kosala, del que dependía.
Siddharta se casó con su prima Yasodhara cuando tenía alrededor de dieciséis años, según algunas fuentes, o diecinueve o acaso más, según otras. En algunas leyendas se dice que la conquistó en una prueba de armas luchando contra varios rivales. Nada se sabe de este matrimonio, excepto que tuvo un hijo llamado Rahula que se convertiría muchos años después en uno de sus principales discípulos. El hecho de tener un hijo varón como continuador de la dinastía le habría facilitado la renuncia a sus derechos y su consagración a la vida religiosa.
La vida de Siddharta transcurría la mayor parte del tiempo en el palacio real, bajo la protección paterna. Según la tradición, durante sus salidas furtivas a la ciudad, en que era acompañado por un cochero, se produjeron los llamados «cuatro encuentros». En cierta ocasión que salía por la puerta oriental del palacio, se encontró con un anciano; en otra ocasión que salió por la puerta meridional, vio a un enfermo; cuando lo hizo por la puerta occidental, vio un cadáver, y otro día, al cruzar la puerta septentrional, se encontró con un religioso mendicante. La vejez, la enfermedad y la muerte indicaban el sufrimiento inherente a la vida humana; el religioso, la necesidad de hallarle un sentido. Ello le llevaría a dejar atrás los muros del palacio en el que se había desarrollado la mayor parte de su vida.

Los cuatro encuentros
A los veintinueve años, Siddharta abandonó a su familia. Lo hizo de noche, montado en su corcel Kanthaka y en compañía de su criado Chantaka. Su meta era Magadha, estado floreciente del sur, donde se estaban produciendo cambios culturales y filosóficos. Es posible que también eligiera ese reino, a unos diez días de camino desde Kapilavastu, para evitar la posibilidad de que su padre exigiera que fuese repatriado. Una vez recorrido parte del camino, se cortó los cabellos, se despojó de sus joyas y aderezos y los entregó a su criado para que, de vuelta a casa, los devolviera a su familia, con el mensaje de que no regresaría hasta haber alcanzado la iluminación. El resto del camino lo hizo como mendicante, práctica, por otra parte, muy bien considerada en la India de la época. También era habitual que hombres ya maduros y con inclinaciones filosóficas se adentraran en el bosque para buscar la verdad. Lo singular fue que él lo hiciera a edad tan temprana.
En busca del sentido
Una vez en Rajagaha, capital de Magadha, el joven mendicante llamó la atención del poderoso rey Bimbisara. El rey, acompañado por su séquito, fue a visitarle al monte Pandava, donde practicaba la meditación y el ascetismo. Según cuenta la tradición, el monarca le ofreció cuantas riquezas deseara a cambio de que aceptara ponerse al mando de sus batallones de elefantes y de sus tropas de élite. Siddharta informó al rey de su origen noble y del propósito de su estancia en Rajagaha. El rey Bimbisara no reiteró la propuesta; le rogó únicamente ser el primero de conocer la verdad alcanzada si llegaba a la iluminación.
Siddharta siguió las enseñanzas de dos maestros de yoga, Alara Kalama y Uddaka Ramaputa. El primero, al que seguían trescientos discípulos, había alcanzado la fase «en que nada existe»; se cree que su ermita estaba en Vaishi. Siddharta alcanzó muy pronto ese mismo estadio y se persuadió de la insuficiencia de estas enseñanzas para liberar a la humanidad de sus sufrimientos. Uddaka Ramaputa tenía seiscientos discípulos y vivía cerca de Rajagaha. Sus enseñanzas tampoco colmaron los afanes de Siddharta.
Partió entonces para Sena, una aldea junto al río Nairanjana, lugar de encuentro de ascetas. Estas prácticas estaban perfectamente reglamentadas: incluían el control de la mente, la suspensión de la respiración, el ayuno total y una dieta muy severa, disciplinas todas ellas penosas y dolorosas. Por los relatos se sabe que Siddharta no se arredró ante su dureza y que, en alguna ocasión, quienes le rodeaban creían que había muerto. En aquellos tiempos los alumnos avanzados practicaban ayunos de hasta dos meses, y se sabe que nueve discípulos de Nigantha Nataputta, fundador del jainismo, se dejaron morir de hambre para alcanzar la liberación final.
Tras años de austeridades y mortificaciones que no le procuraron la iluminación, Siddharta resolvió abandonar el ascetismo, recibiendo, por el paso dado, las críticas de sus cinco compañeros. Para empezar, se bañó en el río Nairanjana para librarse de la suciedad que había acumulado en el curso del largo proceso seguido. Al parecer, se hallaba tan débil que apenas pudo salir del agua. Recobró las fuerzas gracias a la comida que le ofreció una muchacha llamada Sajata. Según diversas leyendas, esta joven era hija del jefe de la aldea de Sena; el alimento que le dio al asceta era una sopa de arroz hervido en leche. Poco tiempo después, ya restablecido, Siddharta alcanzaría la iluminación.
La iluminación
Según todos los indicios, esto habría ocurrido en la ciudad de Gaya, cerca de Sena. Más tarde se llamaría a esta ciudad BodhGaya, y en ella se levantaría un templo en honor de Buda. Siddharta pasaba largas horas de meditación a la sombra de una higuera sagrada que más tarde sería bautizada con el nombre de Bodhi o «Árbol de la Iluminación». Según las leyendas, Gautama se sentó un día bajo la higuera y dijo: "No me moveré de aquí hasta que sepa." El malvado dios Mara, comprendiendo la gravedad y el peligro que encerraba tal desafío, le envió una cascada de tentaciones, la más importante en forma de un trío de libidinosas odaliscas que agitaron histéricamente sus vientres ante la cabeza inclinada de Siddharta; cuando éste levantó sus ojos hacia ellas, el fulgor de su mirada las convirtió en torpes ancianas de repugnante apariencia.

Las tentaciones de Mara
Al caer la noche entró en trance, y la luz acudió en su auxilio, permitiéndole ver con radiante claridad toda la intrincada cadena de las causas y los efectos que regulan la vida, y el camino para alcanzar la salvación y la gloria. En la llamada primera vigilia de la noche le fue otorgado el conocimiento de sus existencias anteriores. En la segunda fue provisto del tercer ojo o visión divina. Al despuntar el alba penetró en el saber omnisciente y el entero sistema de los diez mil mundos quedó iluminado. Despertó embriagado de saber.
Siddharta había comprendido que los sufrimientos humanos están íntimamente ligados a la naturaleza de la existencia, al hecho de nacer, y que para escapar a la rueda de las reencarnaciones era necesario superar la ignorancia y prescindir de pasiones y deseos. La caridad era una forma de desear la salvación de todos los hombres y la de uno mismo.
En los primeros momentos tuvo sus dudas acerca de si debía predicar la verdad que había alcanzado. Su primer sermón tuvo lugar al cabo de un mes en Sarnath, cerca de Benarés, donde residían sus cinco antiguos compañeros. Al parecer, éstos le recibieron muy fríamente, y Siddharta les reprendió por las maneras que tenían de dirigirse a un iluminado. Finalmente, los cinco formaron el núcleo inicial de una secta que, dada la sencillez del nuevo mensaje, creció con rapidez. El discípulo número seis fue Yasa, hijo de un rico comerciante de Benarés; insatisfecho con su vida sensual y de lujos, su vida presentaba cierto paralelismo con la del propio Siddharta. A través de Yasa se convirtió toda su familia.

Predicación de Buda
Cuando consideró que sus discípulos estaban convenientemente preparados, los mandó a predicar la nueva verdad por toda la India. Debían ir solos, y Siddharta regresó a Uruvela. Entre sus seguidores más importantes e influyentes se encontraba el rey Bimbisara, que donó a Buda y a sus seguidores una parcela de tierra (el «Bosque de Bambúes») para que les sirviera de refugio. Sin embargo, los discípulos pasaban la mayor parte del tiempo mendigando y predicando, y sólo regresaban a la finca durante la estación lluviosa.
Buda continuó predicando durante cuarenta y cinco años. Visitó varias veces su ciudad natal y recorrió el valle del Ganges, levantándose cada día al amanecer y recorriendo entre veinticinco y treinta kilómetros por jornada, enseñando generosamente a todos los hombres sin esperar recompensa ni distinción alguna. No era un agitador y jamás fue molestado ni por los brahmanes, a los que se oponía, ni por gobernante alguno. Las gentes, atraídas por su fama y persuadidas de su santidad, salían a recibirle, se agolpaban a su paso y sembraban su camino de flores.

El atentado de Devadatta
Una de las conversiones que más fama le procuró fue la de su primo Devadatta, hombre ambicioso que le detestaba tanto como para urdir un plan que acabara con su vida. Confabulado con unos cuantos secuaces, y sabiendo que Buda atravesaría un desfiladero, se apostó en lo alto del mismo junto a un peñasco medio desprendido; en el momento preciso en que Buda transitaba por debajo, la gran piedra fue movida y cayó con estrépito; se oyeron gritos y se temió por la vida del maestro, pero Buda emergió indemne de la polvareda, con su sonrisa beatífica en los labios.
En los últimos años de su vida, Siddharta sufrió duros reveses. El rey Bimbisara fue destronado por su propio hijo y el trono de los sakyas fue usurpado por Vidudabha, hijo del rey Pasenadi, protector también del budismo. Parece que intentaba retornar a su ciudad natal cuando le sobrevino la muerte. Tenía ochenta y un años de edad y se encontraba muy débil, pero siguió predicando su doctrina hasta los últimos momentos. Por las descripciones hechas de la enfermedad infecciosa que contrajo, se cree que la causa última de su muerte, acaecida en la ciudad de Kusinagara, pudo ser una disentería. Su cuerpo fue incinerado a los siete días de haber fallecido y sus cenizas repartidas entre sus seguidores.
El ascetismo de Buda provenía de las antiguas religiones, pero es evidente que su propósito no era tranquilizar a sus semejantes presentándoles una nueva deidad o renovando ritos anteriores, sino hacer a cada uno consciente de su radical soledad y enseñarle a luchar contra los males de la existencia. Al sustituir las liturgias y sacrificios por la contemplación del mundo, Buda otorgó una importancia suprema a algo muy parecido a la oración individual y privada, valorando por encima de todo la meditación, ensalzando el recogimiento y situando el corazón del hombre en el centro del Universo.
Otra de las causas de su éxito fue, sin duda, su asombrosa tolerancia. No existe ningún dogma budista y, por lo tanto, ningún budista es perseguido por hereje. Al volver la vista atrás, entre siglos preñados de violencia y fanatismo, lo que más sorprende de Buda es el sereno llamamiento que hace a la razón y a la experiencia de cada hombre: "No creas en cualquier cosa porque te enseñen el testimonio escrito de un viejo sabio. No creas en cualquier cosa porque provenga de la autoridad de maestros y sacerdotes. Cualquier cosa que esté de acuerdo con tus propias experiencias y que después de una ardua investigación se manifieste de acuerdo con tu razón, y conduzca a tu propio bien y al de todas las cosas vivientes, acéptala como la verdad y vive de acuerdo a ello.

Johannes Gutenberg

Primeros años
Johannes Gutenberg, de nombre verdadero Johannes Gensfleisch zur Laden, era hijo de un patricio de Maguncia, orfebre de profesión y director de la Casa de la Moneda de esta ciudad, que se casó, en segundas nupcias, con Else Wilse, de extracción burguesa, cuya familia aportó como dote una mansión llamada Zum Gutenberg, en la cual nació el célebre impresor, entre 1394 y 1399.
En el hogar familiar, el joven Johannes fue tempranamente iniciado en el arte de la orfebrería y en las técnicas de acuñación de monedas. Además de su padre, muchos de sus parientes trabajaban en estos oficios, y es posible que allí se le presentara la oportunidad de grabar punzones y de asistir a la fabricación de los moldes de arena que empleaban los fundidores.

Johannes Gutenberg
Así transcurrieron los primeros treinta años de su vida, hasta 1428, cuando Maguncia, como tantas otras ciudades renanas, empezaba a sufrir las terribles consecuencias de una violenta agitación social y política entre comunidades enfrentadas, y al imponerse el partido de los gremialistas al de los patricios, al cual pertenecía Gutenberg, éste tuvo que huir de su ciudad natal. Nada se sabe de él durante los cuatro años siguientes. Sin embargo, los archivos de la ciudad de Estrasburgo confirman su presencia allí a partir de 1434. Algunos de estos documentos son reconocimientos de deudas contraídas, una constante de su vida. Existe también una denuncia formal, por ruptura de promesa matrimonial, presentada contra él por una tal Emelin zu der Yserin Tür. Gutenberg residió en las afueras de la ciudad, en el suburbio de Saint-Arbogast, cerca del convento del mismo nombre, a las orillas del Ill.
El proceso de Estrasburgo
En Estrasburgo, Gutenberg se asoció con tres acaudalados ciudadanos, Hans Riffe, Andreas Dritzehn y Andreas Heilmann, en actividades relacionadas con el tallado de gemas y el pulimiento de espejos, oficios que Gutenberg se comprometía a enseñar y ejercer a cambio de dinero. Sin embargo, la mayor parte del tiempo lo invertía en un proyecto que procuraba mantener totalmente en secreto; pretendía de ese modo protegerse contra eventuales imitadores capaces de apropiarse del fruto de sus esfuerzos. Descubierto, no obstante, por sus socios, éstos insistieron en participar en aquel misterioso asunto que el inventor llevaba entre manos. Gutenberg accedió de buena gana, ya que precisaba dinero, y en 1438 se firmó un contrato en el cual se estipulaba, entre otras cosas, que los tres recién incorporados deberían abonar la cantidad de 125 florines. La muerte repentina de uno de ellos, Andreas Dritzehn en la Navidad de aquel mismo año, llevó a los hermanos del fallecido a exigir entrar en la sociedad o bien recibir una compensación económica. Sin embargo, en los términos del contrato no se contemplaba dicha eventualidad, y Gutenberg se negó a tal pretensión. El caso fue llevado ante los tribunales en 1439, y éstos fallaron en contra de los herederos.
El proceso de Estrasburgo sirvió al menos para arrojar algo de luz sobre la naturaleza del proyecto. Oficialmente, Gutenberg sólo tenía que ocuparse de las labores propias de los orfebres; pero las declaraciones de los testigos hacían alusión, en no pocas ocasiones, a la extraña actividad febril que reinaba en el taller del demandado. Se trabajaba allí a todas horas, de noche y de día. ¿En qué? Los testimonios hablan de adquisiciones de plomo, de una prensa, de moldes de fundición, etc., en términos muy vagos e imprecisos, pero todos los objetos citados resultan familiares para los impresores.

Detalle de una de las biblias de Gutenberg
Cuanto más se profundiza en el nacimiento de la imprenta tipográfica, mejor se comprende la importancia de los trabajos de Gutenberg en Estrasburgo, que debieron de venir marcados por arduas investigaciones, no sólo sobre los principios del invento, que ya estaban establecidos, sino también, y sobre todo, por una larga serie de posibles soluciones técnicas, obtenidas, sin duda, después de efectuar gran número de pruebas con éxitos y fracasos alternados, pero acompañadas de la obstinación de un hombre totalmente convencido de alcanzar el resultado esperado, de lo que da fe el testimonio de numerosas personas llamadas a declarar durante el proceso de Gutenberg. Sin duda, en él, tal convencimiento procedía de la formación recibida en la infancia, durante la cual se había familiarizado en las técnicas propias de los orfebres y grabadores de monedas, desde el grabado con punzones hasta la fundición de metales, pasando por la confección de matrices. Y es muy probable que allí, en Estrasburgo, Gutenberg empezara a realizar lo que constituye la originalidad de su obra: la producción de caracteres móviles metálicos.
De nuevo en su ciudad natal
Permaneció en Estrasburgo al menos hasta 1444; así lo confirma su inscripción, aquel mismo año, en una lista de hombres útiles para defender la ciudad contra las tropas del conde de Armagnac. Después de esta fecha se pierde su paradero para reencontrarlo cuatro años más tarde en Maguncia, adonde había acudido en busca de dinero entre los prestamistas de la ciudad. Su arte como impresor había alcanzado el refinamiento suficiente como para seducir a Johann Fust, un acaudalado burgués, y obtener de él, en 1450, la suma de 800 florines, cantidad que equivalía a diez años de salario del sindico municipal. Sin embargo, Fust se limitó a aceptar las herramientas y utensilios de Gutenberg como garantía, y dos años más tarde, en 1452, a raíz de un nuevo préstamo, se convirtió en su socio. El negocio montado por ambos se llamaba Das Werk der Bücher, y constituyó, de hecho, la primera imprenta tipográfica en sentido moderno; allí el principal colaborador de Gutenberg era Peter Schöffer, un calígrafo de gran talento que había estudiado en París. Pero como los trabajos en el taller se llevaban a cabo a un ritmo parsimonioso, y Fust contaba con la pronta rentabilización de sus inversiones, comenzó a impacientarse y a requerir de Gutenberg mayor presteza en la comercialización de las obras. Este último, como tantos otros creadores, prefería la perfección a la realización precipitada, y por ello surgieron las primeras desavenencias entre los dos asociados.
En 1455, muy probablemente, fue completada la primera obra maestra del nuevo arte la célebre Biblia «de 42 líneas», así llamada por ser éste el número más frecuente de líneas por columna en cada una de sus 1.280 páginas. Era una versión latina de las Escrituras de san Jerónimo, y se precisaron fundir casi cinco millones de tipos, editándose 120 ejemplares en papel y 20 en pergamino, de los que se conservan 33 y 13, respectivamente.
A pesar del éxito obtenido por la publicación, Fust interpuso, aquel mismo año, una demanda judicial contra Gutenberg, acusándolo de no haber respetado sus compromisos financieros. El infortunado inventor fue condenado a pagar a su acreedor 2.026 florines, cantidad que incluía todo el capital prestado junto con los intereses devengados. Perdió además su taller y, al parecer, la mayor parte de su material, del que se apoderó Fust. Éste se asoció con Peter Schöffer, cuyas declaraciones contra el demandado condicionaron en gran medida, el resultado de la sentencia y el cual se casó más tarde con una de las hijas de Fust. Los nuevos amos de la imprenta publicaron, en 1457, el Mainzer Psalterium, un salterio, el primer libro que lleva el nombre del editor. La composición de esta bellísima obra debió de precisar varios años de trabajo y es verosímil que comenzara bajo la dirección de Gutenberg.
Tras perder su pleito con Fust, la existencia del célebre impresor conoció unos años amargos. Arruinado, se vio acosado por sus acreedores, algunos de los cuales le llevaron de nuevo ante los tribunales, y acabó por refugiarse en la comunidad de religiosos de la fundación de San Víctor. Más tarde, contó con la ayuda desinteresada de un tal Konrad Humery, funcionario del ayuntamiento de Maguncia, que le proporcionó material para montar un pequeño taller tipográfico. Se especula que allí imprimió varias obras menores, entre ellas la traducción al alemán de una bula papal contra los turcos y un calendario médico en latín. Una Biblia «de 36 líneas» habitualmente atribuida a su labor, parece más bien, según otros testimonios y características, obra de Schöffer.

Obreros en una imprenta como la que ideó Gutenberg
A partir de 1465, Gutenberg comenzó a gozar de cierta seguridad económica gracias al mecenazgo del arzobispo elector de Maguncia, Adolfo II de Nassau. Le hizo miembro de la corte real, le eximió de pagar impuestos y le concedió una pensión anual de grano, vestido y vino. Gutenberg falleció el 3 de febrero de 1467, si es cierto el testimonio que dejó escrito un canónigo de la fundación de San Víctor, y fue enterrado en la iglesia que los monjes franciscanos poseían en Maguncia. Esta iglesia fue destruida a causa del fuego artillero a la que se vio sometida la ciudad en 1793, y la tumba de Gutenberg desapareció con ella. Sobre su emplazamiento pasa actualmente una calle que, ironías del destino, lleva el nombre de Peter Schöffer.
Gutenberg vivió para ver cómo su invento se extendía rápidamente por toda Europa, empezando por las ciudades situadas a lo largo del valle del Rin. A ello contribuyó, sin duda, la violenta ocupación de Maguncia en 1462 por Adolfo II de Nassau, el cual entregó la ciudad al saqueo y pillaje de sus tropas. Numerosos habitantes huyeron, entre ellos Peter Schöffer, que se instaló en Frankfurt y fundó allí un nuevo taller de artes gráficas. A la muerte de Gutenberg, no menos de ocho ciudades importantes contaban con talleres de impresión, y en las décadas siguientes, aquella técnica revolucionaria era conocida desde Estocolmo hasta Cracovia, pasando por Lisboa. En España, la imprenta fue introducida por los alemanes, y se sabe que en 1473 funcionaban talleres en el reino de Aragón. Se considera que el primer libro español impreso que ha llegado hasta nosotros es Obres et trabes en lohors de la Verge Maria impreso en Valencia en 1474.

Pierre y Marie Curie

Los estudiantes de la Universidad parisiense de la Sorbona, al cruzarse en los pasillos con aquella joven polaca que se había matriculado en otoño de 1891 en la Facultad de Física, se preguntaban: "¿Quién es esa muchacha de aspecto tímido y expresión obstinada que viste tan pobremente?". Todos la miraban extrañados, con una mezcla de conmiseración y desdén. Algunos sabían que se llamaba Manya Sklodowska y la denominaban "la extranjera de apellido imposible"; otros preferían llamarla simplemente "la estudiante silenciosa". Manya se sentaba siempre en primera fila, no tenía amigos y sólo se interesaba por los libros. También llamaba la atención su hermosa cabellera de color rubio ceniza, que solía llevar recogida y semioculta. Nadie sospechaba que esa joven esquiva y austera iba a convertirse un día, bajo el nombre de madame Curie, en una mujer ilustre y una gloria nacional de Francia.
Manya Sklodowska, que luego sería conocida como Marie Curie, nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867. Era la menor de los cinco hijos (cuatro mujeres y un varón) de un matrimonio dedicado a la docencia: su padre era profesor de secundaria de física y matemáticas y su madre directora de un colegio de señoritas. Su infancia estuvo marcada por la coincidencia con un implacable período de rusificación de Polonia, a causa del cual su padre hubo de abandonar el puesto de subinspector que ocupaba en un instituto; las necesidades económicas le obligaron a tomar como huéspedes a muchachos en edad escolar, a los que daba también clases particulares.

Marie Curie (c. 1898)
La hermana mayor de Manya falleció en 1876, víctima de una epidemia de tifus, y dos años después murió su madre a causa de una tuberculosis. En 1883, una vez finalizados sus estudios secundarios, Manya sufrió una depresión nerviosa de la que hubo de recuperarse pasando cerca de un año en el campo, en casa de unos parientes. A su regreso a Varsovia en 1884, dio clases particulares en su domicilio junto con sus hermanas y asistió a las clases de la «universidad volante» creada allí, al margen del sistema educativo ruso, por el impulso de un círculo de positivistas inspirados en las enseñanzas de Comte.
Las estrecheces familiares obligaron a Manya a empezar a trabajar como institutriz; tras un primer empleo que resultó un fracaso, el 1 de enero de 1886 entró al servicio de los Zorawski, una familia acaudalada que residía en Szczuki, al norte de Varsovia, donde Manya hubo de ocuparse de la educación de dos de las hijas. Allí tuvo ocasión de llevar a la práctica los ideales sociales nacidos el año anterior en Varsovia organizando una escuela para hijos de obreros y campesinos a la que dedicó sus horas libres, con la complacencia de los Zorawski; el resto de su tiempo lo ocupaba en el estudio de la física y las matemáticas.
Manya vivió entonces su primera relación sentimental con el mayor de los hijos Zorawski, relación que se frustró posiblemente por las diferencias sociales entre ambos; su condición nerviosa y proclive a la ansiedad soportó mal el episodio, que vino a sumarse al enorme esfuerzo desarrollado en su triple ocupación de institutriz, maestra y estudiante, haciendo todo ello que, a los veinte años, se convirtiera en una persona amargada. Cuando por fin terminó su contrato en Szczuki, en el verano de 1889, regresó a Varsovia, donde trabajó de nuevo como institutriz durante un año y reanudó sus contactos con la universidad clandestina. Un primo suyo, que había sido ayudante de Mendeléiev, le proporcionó la oportunidad de completar sus conocimientos de química en un pequeño laboratorio y la puso en contacto con otros investigadores que habían conocido a los grandes científicos europeos de la época.
El matrimonio Curie
En marzo de 1890 su hermana Bronia, por entonces estudiante de medicina en París, la instó a reunirse con ella; el trabajo de Manya había contribuido a financiar la carrera de Bronia y entre las dos existía un pacto de reciprocidad. Pero Manya rehusó, cayendo en uno de sus períodos de melancolía. Año y medio más tarde Bronia reiteró la oferta; como los problemas económicos de la familia se habían atenuado lo suficiente como para permitirle disponer de unos ahorros, Manya decidió finalmente aceptar. En otoño de 1891 se instaló en París, dedicándose en un principio a poner al día sus conocimientos; en 1893 consiguió la licenciatura en ciencias físicas y en 1894, ayudada por una beca, se licenció en matemáticas. Los dos primeros años en París fueron de aislamiento en el trabajo y estuvieron marcados por duras privaciones, pero tuvieron la virtud de acabar con sus problemas nerviosos.

Pierre Curie
En abril de 1894 Marie, como ya se hacía llamar, conoció a Pierre Curie. Nacido en París el 15 de mayo de 1859, Pierre Curie era el segundo hijo de un médico humanista y librepensador que había permitido que sus hijos se educaran al margen de la escolaridad tradicional. Junto con su hermano Jacques, tres años mayor que él y a quien le unió una intensa relación emocional durante la infancia y la juventud, Pierre había estudiado física en la Sorbona. Los hermanos Curie habían investigado la posibilidad de transformar la energía mecánica en energía eléctrica en los cristales, publicando en 1880 su primera comunicación sobre el fenómeno que después se conocería como piezoelectricidad; posteriormente ambos demostraron también la posibilidad del efecto contrario (deformación de un cristal por aplicación de una carga eléctrica) y diseñaron un electrómetro de cuarzo piezoeléctrico para medir las corrientes eléctricas de intensidad débil.
En 1882 Pierre fue nombrado jefe de laboratorio de la Escuela Municipal de Física y Química, institución en la que seguía trabajando cuando conoció a Marie y donde se había dedicado al estudio teórico de la simetría. En 1891 emprendió la redacción de una tesis doctoral sobre las propiedades magnéticas de diversas sustancias en función de la temperatura, tesis que presentó en marzo de 1895. Marie asistió a la lectura de la tesis y quedó impresionada; su relación con Pierre Curie duraba desde hacía ya doce meses, durante los cuales él se había mostrado más dispuesto que ella al matrimonio. Finalmente se casaron el 26 de julio de ese año; en 1897 nació su hija Irene, a la que seguiría siete años más tarde otra niña, Eva.

Foto de boda de Pierre y Marie Curie
Tras el nacimiento de su primera hija, Marie Curie se propuso realizar una tesis doctoral, hecho insólito por aquel entonces tratándose de una mujer. El descubrimiento por Röntgen de los rayos X en 1895 y la observación realizada en 1896 por Henri Becquerel de que las sales de uranio, aun protegidas de la luz, emitían rayos que, como los rayos X, penetraban la materia, la decidieron a investigar en su tesis la procedencia de aquella energía que el compuesto de uranio empleaba en oscurecer las emulsiones fotográficas a través incluso de protecciones metálicas. El tema poseía la ventaja de ser un terreno todavía virgen en la investigación científica.
La radiactividad
El director de Pierre Curie aceptó que Marie habilitase como laboratorio una dependencia de la Escuela Municipal de Física y Química que servía de depósito y sala de máquinas. Allí inició Marie Curie sus investigaciones, utilizando el electrómetro inventado por Pierre y su hermano para medir la intensidad de la corriente provocada por los diversos compuestos del uranio y del torio, comprobando inmediatamente que la actividad de las sales de uranio dependía solamente de la cantidad de uranio presente, con independencia de cualquier otra circunstancia. Desde el punto de vista científico, éste fue su descubrimiento más importante, pues demostraba que la radiación no podía proceder más que del átomo propiamente dicho, con independencia de cualquier sustancia añadida o de una reacción química. Pero Marie Curie no se entretuvo en meditar sobre este resultado; extendió sus investigaciones a la pecblenda y a la calcolita encontrándose con que eran más activas que el uranio. De ello dedujo la existencia en esos minerales de otra sustancia nueva, responsable de esa mayor actividad.
Con la ayuda de su marido, Marie Curie procedió a tratar químicamente la pecblenda hasta obtener un producto que resultó trescientas treinta veces más activo que el uranio: en julio de 1898 el matrimonio comunicó sus resultados a la Academia de las Ciencias proponiendo el nombre de «polonio» para el nuevo elemento, cuya existencia confiaban en que fuera confirmada, y utilizando por vez primera el término «radiactivo» para describir el comportamiento de sustancias como el uranio. Pero las investigaciones subsiguientes les hicieron pensar en la existencia todavía de otro elemento nuevo en la pecblenda; tras conseguir que el gobierno austriaco les facilitase la compra de varias toneladas de residuos del mineral procedentes de las minas de Saint Joachimsthal, dedicadas a la explotación del uranio, la existencia del elemento que llamaron «radio», anunciada en diciembre del mismo año, se vio confirmada; su peso atómico quedó establecido por Marie Curie en marzo de 1902 como igual a 225,93.

Marie y Piere Curie en su laboratorio
Mientras tanto, en 1900 las preocupaciones financieras del matrimonio se vieron relativamente aliviadas por el nombramiento de Pierre para una cátedra de física en la Sorbona, por iniciativa del matemático Henri Pincharé; Marie, por su parte, ocupó una plaza de profesora de física en la École Normale Supérieure de Sèvres; sin embargo, su actividad docente les robaba tiempo para sus investigaciones experimentales. Tampoco disponían de facilidades materiales para las mismas; realizadas en precarias condiciones, suponían un esfuerzo físico agotador. Éste se vio agravado por las dolencias derivadas de la exposición a la radiactividad, cuyas consecuencias ignoraban. La radiactividad les produjo lesiones visibles en las manos, y sería en último término la causante de la leucemia a consecuencia de la cual murió Marie Curie.
Irónicamente, las propiedades curativas que, en un principio, se atribuyeron a la radiactividad, contribuyeron a su fama. El reconocimiento científico llegó en 1903 con la concesión de la medalla Davy de la Royal Society y del Premio Nobel de Física, que compartieron con Becquerel. Los Curie no acudieron personalmente a recogerlo a Estocolmo debido a que su salud, en el caso de Marie, se había visto afectada además por la pérdida de un hijo nacido prematuramente.
La fama
Los efectos de la recepción del Nobel resultaron abrumadores para los Curie, que se vieron convertidos en foco de la atención pública por las expectativas despertadas por los fenómenos radiactivos. Con todo le valieron a Pierre la creación en 1904 de una cátedra específica para él, dotada de un laboratorio del que Marie se haría cargo. Ese mismo año, un industrial francés creó una fábrica destinada a la obtención del radio recurriendo a los consejos del matrimonio. Aunque nunca dispusieron de los recursos necesarios para dotarse de un laboratorio adecuado a sus necesidades, los Curie siempre se negaron a patentar la producción comercial de la sustancia.
En 1906 Pierre Curie murió trágicamente en París atropellado por un carruaje; el suceso transformó a Marie en una persona distante hasta de sus amigos (pero no de sus hijas), aunque prosiguió su trabajo y sucedió a su marido en la cátedra que sólo había podido ocupar durante año y medio, convirtiéndose de esta manera en la primera mujer de Francia que accedía a la enseñanza superior. En 1910 publicó el Tratado sobre la radiactividad y en 1911 preparó un patrón internacional del radio que depositó en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París.
Ese año recibió por segunda vez el Premio Nobel, en esta ocasión de química, por el descubrimiento del radio y del polonio; era la primera vez que un científico merecía por dos veces el galardón. Parece que en la decisión de la Academia Sueca pudo influir que hubiera fracasado la candidatura de Marie Curie para la Academia de las Ciencias francesa, así como el hecho de haber sido víctima de un escándalo periodístico a propósito de su relación sentimental con Paul Langevin, físico francés que había sido discípulo de Pierre Curie.

Irene y Marie Curie en el Instituto del Radio (1921)
En la mayoría de países europeos se empezaron a crear institutos del radio, ante su plausible utilidad en la curación del cáncer. La propia Marie Curie aceptó la dirección honoraria del que se inauguró en Varsovia en 1913; en julio del siguiente año se terminó en París la construcción de un laboratorio consagrado al estudio de la radiactividad, el Instituto del Radio, por un acuerdo entre el Instituto Pasteur y la Sorbona, con una sección dedicada a la investigación médica y otra reservada a la física y la química, dirigida por Marie Curie. Durante la Primera Guerra Mundial creó, con la ayuda de donativos privados, un equipo de expertos en técnicas radiográficas y, con la colaboración de su hija Irene, puso en funcionamiento más de doscientos vehículos radiológicos; madre e hija se desplazaron hasta el frente para enseñar a los médicos los nuevos métodos y técnicas de la radiología.
En mayo de 1921 Marie Curie realizó, en compañía de sus hijas, una gira triunfal por Estados Unidos con objeto de recoger el gramo de radio (valorado por entonces en cien mil dólares) cuya adquisición había hecho posible la suscripción popular promovida por una periodista. A su regreso comenzaron a manifestarse en Marie los primeros síntomas de que padecía cataratas, y la sospecha de que las emanaciones de radio podían producir algo más que quemaduras en los dedos empezó a tomar cuerpo, pese a que la esperanza de que tuvieran un efecto permanente sobre las células cancerosas estaba entonces en su apogeo.

Curie y el físico Robert Millikan en el Congreso
de Física Nuclear de Roma (1931)
En 1922 fue invitada a formar parte de la Comisión para la Cooperación Intelectual creada por la Sociedad de Naciones, de la que ocupó la vicepresidencia. En 1925 su hija Irene contrajo matrimonio con el físico francés Frédéric Joliot; ambos descubrieron en enero de 1934 la radiactividad artificial, descubrimiento por el que recibirían en 1935 el Premio Nobel de química, el tercero de los merecidos por la familia. Pocos meses después del descubrimiento, la salud de Marie Curie se deterioró definitivamente. Creyendo que se trataba de una inflamación de antiguas lesiones tuberculosas, fue conducida a un sanatorio en Sancellemoz; allí se le diagnosticó una anemia perniciosa, y falleció el 4 de julio de 1934. Su hija Irene murió asimismo de leucemia en 1956; su marido reconoció que la muerte era consecuencia de la radiación, aunque sostuvo que la afección hepática que le costaría a él mismo la vida dos años más tarde no tenía nada que ver con la radiactividad.
Cuando, durante la Primera Guerra Mundial, Marie recorrió los hospitales de campaña para ayudar a los cirujanos con las nuevas técnicas radiológicas (gracias a los rayos X podían descubrirse balas y fragmentos de metralla ocultos en los heridos), su ayuda inestimable hizo que se la empezase a llamar "Suprema Bienhechora de la Humanidad". Marie siempre rechazó estas manifestaciones, que consideraba inmerecidas: seguía siendo tan modesta y discreta como cuando sólo era una joven estudiante polaca en la Sorbona. Einstein, que la conoció una vez terminada la guerra y mantuvo con ella una fructífera relación científica, afirmó: "Madame Curie es, de todos los personajes célebres, el único al que la gloria no ha corrompido"

sábado, 8 de septiembre de 2012

Historia de una aparición milagrosa: Aparición de la Virgen del Pino


Historia de una aparición milagrosa: Aparición de la Virgen del Pino


Los aborígenes contaron a los conquistadores que sus antepasados y ellos veían aparecer la Virgen en el Pino gigante de Teror. La virgen fue coronada canónicamente en 1905. En 1914 fue declarada patrona de la Diócesis de Canarias. En el camarín se encuentra una talla sevifiana del siglo XV. Tiene más de diez vestidos.

Las apariciones de la virgen se narran en los libros de Historia, haciendo casi siempre referencia a la imagen de la virgen reflejada en un pino. Según plantean en sus recopilaciones Ignacio Quintana y Santiago cazorla en su libro "La Virgen del Pino en la Historia de Gran Canaria", en una de las narraciones, que los antiguos pobladores canarios contaron a los conquistadores, hacía más de cien años que sus antepasados y ellos estaban viendo en el pino gigante de la villa de Teror una rara maravilla, una claridad agradable y continuada, una estrella de mucho resplandor que en las noches iluminaba los valles y doraba cumbres y montes. Un personaje maravilloso que bajaba de un pino y hacía procesión en círculo, acompañado de luces alrededor de él. Dicen que los cristianos no creían a los aborígenes canarios. Pero cuando vieron por tres noches continuadas repetidas luces sin saber la causa, cambiaron de actitud.

Según la tradición la Virgen apareció en un pino gigante de la Villa de Teror, como una estrella de mucha luz.


Después de conquistada la Isla y cuando se comenzó el reparto de tierras subieron a Teror los conquistadores a estudiar el prodigio, en compañía de isleños conocedores del lugar. Cuando vieron en Teror la imagen de la Virgen en el pino, corrieron al Real de Las Palmas a contar al Obispo Juan Frías lo sucesivo. El mismo se personó en el lugar, pero al levantar la vista al árbol, no vio luces, pero si la imagen que hoy se venera. Estaba sobre una piedra, rodeada de dragos y culantrillo. Al día siguiente ya no encontraron a la imagen en lo alto, sino en lo bajo del pino. Hicieron en tonces una iglesia de piedra arrimada al árbol.

El camarín se construyó en 1660 para ocultar a la Virgen de las miradas del público al vestirla y desvestirla.


Otros, los menos, quitan al fenómeno de aparición de la Virgen el carácter sobrenatural y hasta hacen referencia a personas que la trajeron de la Peninsula. Después la historia se sigue bifurcando en diferentes versiones.

Actualmente existen dos hipótesis del orígen de la imagen que actualmente se venera en la Basílica Mariana. Una de las hipótesis afirma que la imagen es la original aparecida en el Pino canario. Otra de las hipótesis es que la imagen fuera traída de tierras sevillanas por conquistadores españoles; según esta teoría, la imagen actual es atribuida a Jorge Fernández Alemán, prestigioso imaginero sevillano conocido por trabajar en el retablo mayor de la Catedral de Sevilla y por haber realizado una de las imágenes con mayor devoción en Andalucía, la Virgen del Rocío de Huelva (La Blanca Paloma).


En 1914 la Virgen fue declarada patrona de la Diócesis de Canarias. La Virgen fue coronada canónicamente en 1905. En el camarín de la Basílica de Nuestra Señora del Pino se encuentra situada la talla sevillana del siglo XV (coincidiendo con la fecha de la aparición). Aunque la imagen del Pino es una escultura completa vestida y con un niño, desde tiempo inmemorial siempre se ha vestido. El camarín que se construyó en 1660 se hizo para ocultar a la Virgen de las miradas del público al vestirla y desvestirla. Don Juan Ruiz Simón ordenó en 1707, que al tiempo de desvestirla no estuvieran presentes sino el cura, el sacristán y la camarera. La Virgen posee en la actualidad, unos diez vestidos (aunque solo usa siete), entre los de diario y los de las grandes ocasiones. La imagen ha sido bajada en 47 ocasiones. Según la tradición, la Virgen es considerada Capitán General de canarias, convirtiéndose así en Patrona y Capinata General del Ejército en las Islas Canarias.

domingo, 21 de agosto de 2011

En torno a la figura de Addur amas (Doramas)


En torno a la figura de Addur amas (Doramas)

Francisco P. De Luka*

El personaje histórico que representó Doramas en la isla de Tamarant dejó, sin lugar a dudas, una huella indeleble en la memoria popular pancanaria. Ciertamente, la tamusni o sabiduría oral, que casi milagrosamente sobrevivió a toda influencia cultural foránea, se constituyó -y aún se constituye- en la resistencia de todo un pueblo -el isleño- a la virtual desaparición de su rostro étnico. Es el elemento conductor que conecta a aquel al antaño anterior a la conquista europea, siendo el referente que le otorga suficiente consistencia a su propia identidad. En el caso particular de Doramas veremos a lo largo de este trabajo como surgen relatos, leyendas semiencajadas en el acontecer real, elementos toponímicos o cronologías concretas, que nos revelan el interés que supo despertar el célebre guerrero canario en el entorno popular e historiográfico.

El antropónimo Doramas está documentado en Escudero, A.Galindo, Sedeño, Torriani... y, más modernamente, en Viera y Clavijo, Marín de Cubas, del Castillo, Berthelot y Millares Torres. Tuvo su origen en el guanartemato de Telde, una de las dos demarcaciones territoriales -la otra era Agáldar- en que se dividió posteriormente la isla hacia 1460. Pertenecía al estrato social común, por tanto sin vinculación con la nobleza, y considerado como "trasquilado" (más adelante corroborado por la toponimia), es decir, sin barba y de pelo corto, como así se establecía socialmente. Los "trasquilados" formaban parte de los grupos productivos, tanto en la agricultura como en la ganadería, en el conjunto de una sociedad fuertemente jerarquizada como era la grancanaria. La nobleza se hallaba estructurada en una endogamia de linaje que impedía la propiedad de las tierras y los ganados a quienes no pertenecieran a aquella. Tierras y ganados, no lo olvidemos, exclusivamente atendidos por estos "trasqui- lados", hombres libres vinculados al grupo dependiente que llevaba a cabo dichas labores, absolutamente prohibidas a los nobles; estratificación social, por otro lado, presente en las sociedades touaregs del Sahara Central, en las que domina la idea del carácter envilecedor del trabajo duro.

Doramas era valeroso, fuerte y ambicioso. Su gran personalidad le impulsaba a ocupar un puesto en esa nobleza con la que soñaba y que su condición social le negaba. Es posible que ese fuera el motivo de una especie de rebelión que le condujera, en sus años más jóvenes, a diversas correrías en las cuales se apropiaba, a cara descubierta y de frente, de los ganados de los nobles (Marín de Cubas,1986:188-189), en un intento de demostrar su valentía y audacia de esta forma, en la línea de la más pura tradición touareg actual en cuanto a las "razzias" de supervivencia en el desierto se refiere.

Esta circunstancia motivó la animadversión de la clase dirigente de la isla hasta el punto de llegar al enfrentamiento personal con el noble Bentaguaire de Arguineguin, según Marín de Cubas (B.Alfons.I:331), que lo esperó un día en el camino y le obligó por la fuerza a reconocer su no pertenencia a la nobleza isleña.

La nota galante nos la ofrecen las fuentes documentales (Escudero, Marín de Cubas) que nos transmiten el episodio de sus amores compartidos con una joven noble de la corte de Telde. Concretamente Marín de Cubas nos dice: "enamoróse de una hermana o prima de Maninidra y del Rey, que vivía en las cuevas de Tufia y por corresponderle ella la llevaron a vivir a un peñón fuera de la mar, llamado Roque de Gando". Según cuenta la tamusni de nada sirvió, ya que el audaz guerrero atravesaba a nado todas las noches el brazo de mar (B.Alfons.I:332) desafiando las normas sociales.

En el aspecto militar, el hecho histórico que le dio renombre fue su participación decisiva, junto con Maninidra, en la toma y destrucción de la Torre fortificada de Gando, hecho ocurrido entre 1470 y 1475, como reacción popular a los abusos cometidos por los soldados españoles de Diego de Herrera con las mujeres y el ganado. En una maniobra estratégica logran entrar en el fuerte disfrazados con ropajes cristianos y expulsar temporalmente a los europeos de la isla. En 1478, cuando se inicia oficialmente la conquista de Gran Canaria por los Reyes Católicos en el Real de Las Palmas, capitaneada por Juan Rejón, toma el mando de las fuerzas canarias junto a Maninidra y Adargoma. Al grito de "faita, faita" (del verbo ftu, fta="partir, irse", entre los Ait Izdeg del Marruecos Central y los Chleuhs del Sous y Anti-Atlas), con el significado literal de "vamos, vamos", les presenta batalla en la desembocadura del Barranco de Guiniguada, con resultado desigual. En 1479, Doramas derrota a las tropas de Pedro de Algaba y el Deán Bermúdez en la Cuesta de Tenoya, trás seguirlas desde las tierras de Moya.

Todos estos hechos refuerzan su fama de guerrero y son determinantes para el aumento de su prestigio social. Es entonces ennoblecido por el Guanarteme de Agáldar y nombrado "capitán de la guerra". Se instala en la Montaña de Doramas, también conocida como Bosque o Selva de Doramas, amplio paraje situado entre Firgas, Moya y Guía y que se extendía hasta Teror, aunque actualmente se reduce a un lugar concreto del municipio de Moya. Desde allí dirige la resistencia al avance castellano, impidiendo la penetración por las tierras del norte de la isla, esta vez frente al general Pedro de Vera, nuevo y siniestro personaje enviado urgentemente desde España por los Reyes Católicos.

Mientras tanto la fama de Doramas transcendía ya a toda la Isla. Constituía el canario un ejemplo único de autocreación de prestigio, batalla a batalla, probablemente como elemento superador de su "inferior" condición. Y lo era en el seno de una sociedad jerárquica piramidal (con mucho más mérito si cabe) en la que se distinguían varios estadíos: Guanarteme, faikanes, nobles, productores o trasquilados y esclavos. Estos últimos eran despreciados por el resto del pueblo y llevaban a cabo los oficios más duros, tales como carniceros, verdugos o momificadores, entre otros. Equivalentes funciones llevaban a cabo hasta hace poco los "iklan" (esclavos), el estrato más bajo entre los touaregs del Ahaggar, que poseen muy similar organización social a la de los antiguos canarios, aunque ya "dulcificada" en la actualidad.

En relación al topónimo actual Arucas (A.Galindo, en B.Alfonso I:392) y sus antiguas variantes Arehucas (Bernáldez, en B.Alfonso I:391) y Arahucad (Bernáldez, en B. Alfonso I:390), su etimología podría estar vinculada al personaje de Doramas, por lo que expondremos a continuación. Desde principios del s.XVI, el topónimo Arucas, de clara procedencia aborígen, nominó el territorio que incluía hasta mediados del XIX la jurisdicción del actual municipio de Firgas; en las "Memorias del Reinado de los Reyes Católicos", escritas por A. Bernáldez en 1515, se menciona el poblado de Arejucas o Arehucas (Jesús Vélez-Macías Hdez,1995) localizado en el barrio de la Hoya de S. Juan.

Sugerimos que el vocablo en cuestión tendría su paralelo en el sustantivo masculino sing. touareg ahekkôd (pl:ihekkâd), (Foucauld II,1951) con el significado de "cresta de cabellos cortos que divide la cabeza en dos mitades desde la frente a la nuca". Era propio de los antiguos libios Isabaten que habitaron el Ahaggar centrosahariano antes de la llegada de los nobles Hawwara a dicho lugar. Fue un signo distintivo de los "no nobles" en contraposición a los de superior rango social. Si partimos del compuesto Ar-ihekkad= "el de los cabellos cortos" llegamos a la conclusión, nada extraña, de que Arehucas podría tratarse del territorio "del trasquilado".

El odio que se granjeó Doramas entre los españoles arrancaba desde el ataque al fuerte de Gando, una de sus primeras acciones a partir de la cual se puso de manifiesto su valentía, que le dio justa fama entre el pueblo. Una prueba concluyente de cuanto decimos la tenemos en el hecho de que uno de los primeros actos que llevó a cabo el capitán Juan Rejón, recién desembarcado en el Real de las Palmas en 1478 al iniciar la conquista de la isla, fue arrasar el poblado de Arehucas y quemar las cosechas de su fértil vega. Los canarios se refugiaron en las montañas próximas y los hombres útiles pasaron a engrosar las filas de Doramas (Jesús Vélez-Macías Hdez, 1995). Por otro lado, la isla estaba dividida desde la muerte de Tagother Semidán, aproximadamente hacia 1460, en las demarcaciones de Agáldar y Telde, como ya indicamos más arriba. El lugar de La Frontera, no lejos del casco actual de Arucas, nos indica la antigua separación entre los dos guanartematos en que se dividía la isla, teniendo como extremos la Punta de Arucas y, en el Suroeste, la Punta Mogán. El territorio de Doramas caería de lleno en el Guanartemato de Agáldar, comprendiendo la Montaña o Bosque de su nombre, citada anteriormente y la Vega y Montaña de Arucas, posiblemente otorgado al héroe canario por el propio Guanarteme de Agáldar que lo ennobleció por sus cualidades guerreras. El topónimo Arehucas sería por tanto una castellanización pluralizada de Arihekkad= "el (lugar) de los trasquilados", de evolución fonética Arihekkad <>Arehikkad <> Arehukkad <> Arejucas <> Arehucas <> Arucas, por metátesis vocálica de la "i" y la "e" y añadido posterior de una "s".

Curiosamente, en Tenerife tenemos la figura de Aguahuco, hijo de Tinerfe el Grande, al que le tocó un pequeño y agreste territorio en Anaga, hoy día La Punta del Hidalgo, con traducción, según Berthelot, "hijo que no tiene nada, sin propiedades" y según Galindo, "el ilegítimo" (F. Ossorio, 1996).

Por nuestra parte, vemos que la raíz etimológica es bien clara: A-wa-ahekkôd= "este del cabello corto (trasquilado), que nos indica su condición de no noble, por ser hijo ilegítimo de Tinerfe, de evolución Awahekkod <> Aguahuco.

Abundando en más datos, en Fuerteventura encontramos Las Majaditas de los Arucos, Pájara, ¿relacionado con pastores majoreros, descendientes directos de primeros pobladores de clase inferior, o con el ganado caprino trasquilado?

Volviendo a Doramas, en cuanto a su análisis lingüístico proponemos una solución distinta a la aportada hasta ahora por J. A. Delgado y G.Marcy. En las hablas de los Senhaya del Marruecos Central (gran familia a la que pertenecen los touaregs) existen las voces addur= "buena fama, renombre, honor, gloria, notoriedad" y amas= "lazo de parentesco". La forma compuesta es addur amas, literalmente: "el de la buena fama y el lazo de parentesco", y abreviado: "el famoso pariente", solución, a nuestro criterio, coincidente con el antropónimo Doramas, tanto fonéticamente como por su significado, si tenemos en cuenta la fama y el renombre del guerrero y los lazos afectivos que lo unían con una joven de la nobleza de Telde (que pudieron convertirlo en pariente o uno más de la familia). La evolución sería: Adduramas <> duramas <> Doramas.

Murió la mañana del 20 de Agosto de 1480 (C. Martín de Guzmán 1980:66) en los Lomos de Arucas, concretamente en el Llano de la Cruz, por una lanzada a traición luchando contra las huestes de Pedro de Vera. Su cabeza es llevada en una pica hasta el Real de Las Palmas y su cuerpo enterrado en la montaña próxima al suceso. Dejó tres hijos y el más famoso, Juan Doramas, pasó a Tenerife como conquistador (Cabrera Pérez, 1997). En esta isla casó con Collorarpa (María Hernández, nieta del Mencey Bencomo (Fdez. de Moratín, en B.Alf. II:148), y tuvieron tres hijos: María Férnandez, Juan Doramas y Francisco Doramas. Por su parte Juan Doramas hijo, casó con Isabel Pérez, nieta de D. Diego Díaz, Mencey de Adeje (Leopoldo de La Rosa, en B.Alfonso II,138). Según Díaz Dorta sólo tuvieron una hija llamada Leonarda de Oramas o Doramas (B.Alfon.II:141). Los descendientes actuales son por tanto los portadores del apellido Oramas.

*Asociación Cultural TAMUSNI

domingo, 7 de junio de 2009

Eurípides

(Salamina, actual Grecia, 480 a.C.-Pella, hoy desaparecida, actual Grecia, 406 a.C.) Poeta trágico griego. De familia humilde, Eurípides tuvo como maestros a Anaxágoras, a los sofistas Protágoras y Pródicos y a Sócrates, cuyas enseñanzas se reflejan en su obra.

En el 455 a.C. Eurípides presentó a concurso su primera tragedia, Los Pelíadas, con la que obtuvo el tercer puesto. Seguirían 92 obras más, de las cuales se han conservado diecisiete tragedias, que, sin embargo, poca fama y reconocimiento le aportaron en vida: sólo obtuvo cuatro victorias en los festivales anuales que se celebraban en Atenas, por lo que hacia el final de su vida decidió trasladarse a Macedonia para incorporarse a la corte del rey Arquelao (408 a.C.), donde según la leyenda fue devorado por unos perros.


Eurípides

Las obras de Eurípides representan un cambio de concepción del género trágico, de acuerdo con las nuevas ideas que había aprendido de los sofistas; así, su escepticismo frente a las creencias míticas y religiosas es manifiesto en sus obras, que rebajan el tono heroico y espiritual que habían cultivado Esquilo y Sófocles a un tratamiento más cercano al hombre y la realidad corrientes.

Esquilo

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/fotos/esquilo.jpg(Eleusis, actual Grecia, 525 a.C.-Gela, Sicilia, 456 a.C.) Trágico griego. Esquilo vivió en un período de grandeza para Atenas, tras las victorias contra los persas en las batallas de Maratón y Salamina, en las que participó directamente. Tras su primer éxito, Los persas (472 a.C.), Esquilo realizó un viaje a Sicilia, llamado a la corte de Hierón, adonde volvería unos años más tarde para instalarse definitivamente.

De las noventa obras que escribió Esquilo, sólo se han conservado completas siete, entre ellas una trilogía, la Orestíada (Agamenón, Las coéforas y Las Euménides, 478 a.C.). Se considera a Esquilo el fundador del género de la tragedia griega, a partir de la lírica coral, al introducir un segundo actor en escena, lo cual permitió independizar el diálogo del coro, aparte de otras innovaciones en la escenografía y la técnica teatral.

Esquilo llevó a escena los grandes ciclos mitológicos de la historia de Grecia, a través de los cuales reflejó la sumisión del hombre a un destino superior incluso a la voluntad divina, una fatalidad eterna (moira) que rige la naturaleza y contra la cual los actos individuales son estériles, puro orgullo (hybris, desmesura) abocado al necesario castigo. En sus obras, el héroe trágico, que no se encuentra envuelto en grandes acciones, aparece en el centro de este orden cósmico; el valor simbólico pasa a primer término, frente al tratamiento psicológico.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Noribel Armas Morales, entrevista

Noribel Armas Morales, entrevista


Noribel Armas Morales, artista plasticaNoribel Armas Morales, "las artes plásticas me han gustado desde que tengo memoria"


Por José Luis Sandoval

Noribel Armas Morales, artista plastica
Noribel Armas Morales, aunque nacida en Venezuela, es de padres herreños y además esa belleza de mujer canaria delata de dónde provienen sus raíces. Aunque aparenta menos años (yo le calculaba 33) tiene 34, y reside en Tenerife desde muy chiquitita. Sus hobbys, aparte de todo lo que es hacer "cosas", incluidas chapuzas, son las manualidades, reparar algún mueble, la cocina, bailar, el ajedrez...

P- Noribel, ¿cuándo descubriste que eras artistas?

R -Me han gustado las artes plásticas desde que tengo memoria, y desde que tengo memoria he dicho lo “de yo quiero ser artista”, todavía estoy en ello.

P- ¿Tú vendes mucho?

R- Aunque vendo bastante de mi cosecha, demasiadas veces toca trabajar en otras cosas, por lo que dedico menos tiempo y energías para mi obra, que termina no siendo todo lo continuada que debería para alcanzar mis expectativas, aunque poco a poco me voy haciendo un caminito.

P- ¿Podemos saber cual es el caminito ese?

R- A parte de dirigir mis estudios hacia esta meta, casi todos los trabajos que he cogido están relacionados con las artes de una forma u otra, ya sea enseñando, con maquetas, haciendo atrezzos, encargos... Así si no tengo tiempo o fuerzas para mi obra, por lo menos no me alejo del todo de lo que me gusta.

P- Cómo catalogarías tu obra

R- No podría catalogarla, mi obra es muy variada tanto en técnica como en disciplina, incluso mi estilo varía según las series que hago, aunque siempre hay un “algo” que es mío en mi forma de trabajar. Cambio no solo por gustarme los nuevos retos y experimentar nuevas cosas. También varío por pensar que toda la obra ha de adaptarse a lo que quiero decir y no adaptar lo que cuento a un estilo concreto y cómodo para mí. Creo que cuando se empieza a estar demasiado cómodo haciendo algo la obra pierde aunque técnicamente cada vez sea mejor. Si todas las historias se cuentan con las mismas formas se pierden las formas de la historia.

P-¿Y sobre el contenido de tus obras?

R- Sobre la gramática de la obra, en general no suelo comentar, es como contar el final antes de terminar el libro. Me gusta que la gente haga sus propias lecturas sin estar influidos por mis palabras. Procuro que mis obras no sean una única mirada con una única lectura, sino tengan un algo más, que inviten a más lecturas con pequeños chivatos ya en el mismo cuadro o en la serie que den las pistas suficientes para seguir el juego.

P- ¿Y a ti misma como artista?

A mi …..


Noribel Armas Morales, artista plastica
HombresNoribel Armas Morales, artista plasticapájaro 1Noribel Armas Morales, artista plasticapájaro 2Noribel Armas Morales, artista plasticaLoco