Historia Insular |
El origen de los primeros pobladores de Fuerteventura ha estado siempre rodeado de muchas leyendas, aunque los estudios más recientes apuntan a la raíz bereber de los mahos (los aborígenes de Fuerteventura), tal y como puede comprobarse en las inscripciones rupestres líbico-bereberes distribuídas por toda la Isla. Elementos de su cultura perviven en el lenguaje y forma de vida tradicional de Fuerteventura, con topónimos y palabras como Tofio, Baifo o Tesjuate que nos retrotraen varios siglos en el tiempo. La isla fue conquistada y colonizada por Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle en los primeros años del siglo XV. Los conquistadores, al llegar a Fuerteventura, se imponen a los reinos existentes en ella: Maxorata y Jandía, cuyos reyes Guize y Ayose adoptaron los nombres de Luis y Alfonso, respectivamente. Se asentaron en el actual Valle de Betancuria, donde tambien se establecieron los franciscanos en el convento de San Buenaventura. Desde el siglo XV al XIX, Fuerteventura fue un señorío. En el siglo XIX pasó a integrar la provincia española de Canarias. |
Actividad que ha pasado a capitalizar los puertos de Gran Tarajal, Corralejo, Morro Jable y Puerto del Rosario, este último como punto más importante de exportación de excedentes en la isla.
El modelo tradicional de asentamiento es perfectamente visible en el interior de la isla con numerosos caseríos que se ubican de forma dispersa en toda ella en los lugares en los que la morfología favorece la formación del suelo cultivable.
Frente a este modelo tradicional de ocupación del territorio aparece a principios de los años setenta, el fenómeno turístico, con un esquema propio del uso del suelo, que tiende a localizarse lo más cerca posible del litoral y casi totalmente de espaldas al interior de la isla.
Se inicia así el establecimiento de una serie de núcleos turísticos costeros, apoyados, en algunos casos, en asentamientos preexistentes como Corralejo, Morro Jable o Tarajalejo, aunque predominan las creaciones ex novo.
Como resultado de este proceso, Fuerteventura presenta núcleos interiores basados en las actividades tradicionales y en franca regresión y núcleos apoyados, en gran medida, en el turismo, que atraen población del interior.
Por otra parte la propia salinidad de las aguas subterráneas y las condiciones climatológicas y de suelo han favorecido la producción de un tomate de invierno para exportación de calidad extraordinaria. El secano de Fuerteventura ha disminuido en las últimas décadas siendo los cultivos más representativos el trigo, la cebada, los garbanzos y lentejas.
De la importancia del ganado caprino en la economía insular habla por sí sola la existencia entre los pastores y ganaderos de una variedad de términos capaces de identificar cada cabra por el color de su pelaje, la disposición de las manchas en el mismo y las características tipológicas de su cornamenta, orejas, patas,etc. La cultura ganadera sigue siendo tan importante en Fuerteventura que todavía los vecinos de cada localidad se reúnen periodicamente bajo las indicaciones de los "comisionados de Costa" para realizar las "apañadas", en las que se identifica y marca el ganado sin estabular. Por toda la Isla existen además "gambuesas", construcciones circulares de piedra en las que se reúne el ganado durante las "apañadas".
Los monumentos históricos de Fuerteventura están constituidos principalmente por la arquitectura de carácter religioso. No obstante, la isla cuenta con otros bienes culturales como yacimientos arqueológicos, paleontológicos y etnográficos, destacando entre estos bienes las construcciones propias de la cultura de los majos (pobladores pre-hispánicos).
La arquitectura religiosa se encuentra representada por las iglesias y ermitas que se levantan en varios núcleos de la isla, y dan testimonio de la incorporación de la tradición religiosa de los conquistadores y colonizadores de marcada influencia franciscana.
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