¿Por qué huyó el Espíritu Santo de la Conferencia Episcopal?
02.02.08 @ 10:58:00. Archivado en Artículos
Con gran sorpresa y amplio debate han amanecidos los editoriales de los diarios, los debates televisivos y las cafeterías tras las “notas” de la Conferencia Episcopal en relación a los “principios de la Doctrina” a tener en cuenta para las próximas elecciones, y decidir así, en la búsqueda “de un mal menor”, el partido que merece el apoyo.
Quien escribe, se confiesa, y ya lo ha hecho en muchas ocasiones, católico practicante. Ni el mejor ni el peor de estos, pero católico. Tras leer el documento y algunas entrevistas y declaraciones realizadas después por el portavoz de la Conferencia Episcopal, sacerdote jesuita, uno no sale de su asombro.
De acuerdo estoy en que la Iglesia debe advertir, comunicar y conciencia a sus fieles y a quienes quieran escucharlos de los principios de su doctrina a tener en cuenta para el voto responsable y coherente con la identidad del creyente. También le he escuchado que ningún partido cumple a día de hoy la totalidad de sus planteamientos. Pero también ha hablado de la búsqueda de un mal menor, es decir, elegir aquel que más principios cumpla.
Principios como “el derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural” no son defendidos ni cumplidos por ninguna ideología política. Otros tanto como el divorcio o la separación son igualmente “beligerantes con el matrimonio” como podrían serlo las legislaciones referidas al “matrimonio de personas del mismo sexo”. Quiero decir con esto, apartando mi opinión sobre los mismos, que ningún parido cumple ni en mínimos los principios expuestos.
Al hablar de terrorismo en el documento, no es que se equivoquen, es que cometen un error, de base, de fondo, de forma y de tiempo. En cuanto a la redacción el referirse a que no se puede “tener a un grupo terrorista como interlocutor político” o “reconocerlo como tal” tiene la misma base en la Doctrina como que “se dialogue”, “se converse”, “se negocie” o “se asista” a dichos grupos. De todos es sabido el apoyo claro y estudiado de la Iglesia vasca en muchos casos a los terroristas, desde homilías “lights” en las que se habla de “muertes violentas”, hasta la asistencia o protección. Además ejemplos claros en guerrillas hispanoamericanas en las que cuentan con sus propios capellanes, y tantos procesos de negociación, paz, o como quieran llamarlos en que han sido interlocutores obispos, sacerdotes y misioneros. No equipararé los diálogos anteriores con ETA a los habidos ahora, ni tampoco los de otros gobiernos con otras organizaciones con los del español con ETA, simplemente, puestos a hablar de moralidad, son igualmente inmorales.
Ahora bien. Le recuerdo a la Conferencia Episcopal, que fue la propia Iglesia quien decidió alegarse de la política, y hundió a los partidos demócratas cristianos al retirarle su apoyo al comienzo de la democracia. No hablo ya de los que ahora mantengan ideología cristiana, sino los que lo eran por propia fundación o promoción. Creo que si ese fue un grandísimo error, y si se tiene claro que todos los partidos incumplen dichos principios, ¿Qué se pretende con este documento?
Por otra parte hay que recordar que no fue votado por unanimidad, sino que hay votos en contra, a favor, abstenciones e incluso “ausencias”. Quiere decir esto, que al no estar todos de acuerdo, puede darse el caso, que habiendo estudiado todos la misma doctrina y la misma teología, y pudiendo todos “sentar cátedra” como obispos, va a resultar que aquello que plantean es debatible hasta por ellos mismos.
Pues si ellos no lo tienen claro …
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