Febrero, 2008
Los seis siglos del ´Gran´
Cira Morote Medina
El periódico radical tinerfeño 'El Día' tiene por costumbre hablar de Gran Canaria obviando la primera palabra del topónimo y dejándolo en 'Canaria'. Es un error. Para comprobarlo no hay más que acudir al primer texto que habló extensamente del Archipiélago: 'Le Canarien', donde aparecen ambos términos. A partir de aquí, el nombre se ha consolidado y pocos dudan de su pertinencia.
Gran Canaria o Canaria, esa es la cuestión. El nombre de nuestra Isla trae de cabeza a más de uno, sobre todo, a determinados sectores insularistas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. El famoso Gran, que para algunos es signo de prepotencia, tiene, como casi todo, una explicación histórica que nada tiene que ver con el pleito insular. Cuando ya desde las páginas de Le Canarien, a principios del siglo XV, los normandos Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle utilizan indistintamente ambas acepciones, pocas dudas quedan del origen y la pertinencia actual del topónimo.
En un estudio sobre la última edición de Le Canarien, del Instituto de Estudios Canarios, que salió a la luz en 2006, el catedrático de Filología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Maximiano Trapero realizó un capítulo titulado La toponimia de Canarias en ´Le Canarien´: Problemática de una toponomástica inaugural, en el que aborda o más bien zanja cualquier posible polémica sobre el nombre de Gran Canaria. Y lo hace como sólo lo hace un científico, con datos objetivos.
Así, el filólogo aclara en el apartado 5.7, dedicado a analizar el topónimo en cuestión, que ya en aquel texto, el primero "in extenso", que se escribe sobre las islas, se utilizaron indistintamente los términos Canaria y Gran Canaria. A eso se añade que "Ha sido, asimismo, la única isla que conservó el nombre latino, tal cual dijeron desde un principio Torriani y Abreu Galindo".
Trapero dedica parte de su investigación a enumerar las distintas teorías sobre el nombre de Canaria. El mismo investigador afirma que es una duda "imposible de resolver". Entre las más asentadas entre los historiadores están la que se refiere a la tribu que habitaba la isla, los canarii, y la que considera que los canes, es decir, los perros que campaban a sus anchas por la Isla, pudieron inspirar su nombre.
Ya metido en materia, el análisis de Maximiano Trapero se detiene en el Gran. De lo primero que deja constancia es de que la crónica franco-normanda es "el primer documento en que a la antigua isla de Canaria se le da el nombre de Gran Canaria". Según constata el filólogo, en todos los mapas y cartulanos disponibles anteriores a 1404, la isla se denominaba como Canaria. Sin embargo, en Le Canarien, no sólo se utiliza Gran Canaria, sino que se hace en mayor número de veces, no menos de veinte. Aunque en ninguna de esas ocasiones se especifica la causa de este cambio, hay varias expresiones que pueden indicar su origen.
"Sólo al principio de Le Canarien, cuando se manifiesta el propósito de viajar a las ´islas de Canaria´, se dice que ´la Gran Canaria es una de las mejores y más importantes´, y en ese mismo contexto, el texto sigue: ´[que es la] mejor provista de gentes, de víveres y muchas otras cosas´, siendo, además, la única isla a la que se cita por su nombre en este contexto. Y llegado el momento de la descripción de cada una, se dice que la de Gran Canaria ´es la más célebre de todas estas islas", explica Trapero.
Más abajo, el investigador recoge una reflexión de Juan Béthencourt Alfonso, que apunta la posibilidad de que los conquistadores normandos creyeran que era la isla más grande, "error que consignan los autores de Le Canarien al decir que Tenerife es ´casi como la Gran Canaria". De hecho, están convencidos de que Tenerife mide "aproximadamente dieciocho leguas francesas de largo y diez de ancho", mientras que Gran Canaria, anda por las "veinte leguas de largo y doce de ancho".
Pero hay más posibilidades que el propio Maximiano Trapero recoge en su estudio. Así, asegura que para la historiografía general de Canarias el calificativo de Grande estuvo motivado por la gran resistencia que los antiguos pobladores opusieron a su conquista. "Así lo afirma Viera y Clavijo, y antes que él Abreu Galindo: la de Gran Canaria fue ´la que más trabajo y sangre costó a los que la redujeron a la santa fe católica´ y por eso le pusieron el nombre ´bien conveniente a sus hechos, nobleza y ser, de Grande, que ha tenido, tiene y durará´. Y añade en otro lugar que fue Béthencourt el que le dio el nombre: ´ por la resistencia que en sus naturales halló y mucha sangre que derramó de su gente", concluye Trapero.
Información de: La Provincia
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