miércoles, 5 de marzo de 2008

El Rincón de Tenteniguada-Gran Canaria

El Rincón de Tenteniguada-Gran Canaria

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La vida a la sombra del Roque Grande
LA BELLEZA DE LA PIEDRA Y EL COLOR DE LAS FLORES Y FRUTALES ARROPAN A EL RINCÓN DE TENTENIGUADA

El roque que protege. El Roque Grande es el símbolo de El Rincón de Tenteniguada.

Con ’Moreno’ al lado. Esteban Suárez sube hacia su casa con el burro ’Moreno’. El Rincón de Tenteniguada está a 900 metros de altitud.

Teresa artiles - Canarias-7.es
Las Palmas de Gran Canaria

«El Rincón no ha salido nunca en los periódicos, y mira que es bonito». Esteban Suárez habla sin perder de vista a , un burro de paso cansino al que tiene especial cariño. «De aquí no nos mueve nadie», dice.
C on su cachorro en la cabeza y el traje de faena de hombre de campo, a Esteban Suárez se le encienden sus pequeños ojos si le preguntan qué tiene de especial el sitio donde ha pasado sus 67 años de vida. «Aquí todo es tranquilo, te levantas temprano sin despertador, sólo con los pájaros, y vas a las tierras, con tus animales, con los vecinos, que son todos buenos…». Es uno de los 284 censados en el Rincón de Tenteniguada, un pago que vive bajo la presencia imponente del Roque Grande.

En el mapa es un punto al final de una carretera secundaria, entre San Mateo y Valsequillo. Cuando acaba el asfalto y empieza la mirada, los colores de las flores y plantas reivindican su papel protagonista desde lo alto del barranco de San Miguel, los roques exhiben la belleza de la piedra, el silencio eleva el sonido de la naturaleza y se tiene la sensación de llegar a un lugar sencillamente tranquilo, donde tiempo y estrés dejan de ser sinónimos.
En El Rincón ya casi no se vive de la tierra, como antes, y algo más de la ganadería, aunque la mayoría de sus residentes se fue a trabajar a la zona sur de la Isla, en los tomateros o en el sector turístico. Pero conservan su casa y siempre vuelven.

Los vecinos aseguran que por sus calles pasan más extranjeros que gentes del país. Muchos turistas recorren, sobre todo los fines de semana, senderos que unen la caldera de Los Marteles con su barrio. La mayoría hace parada en El Rinconcito, el bar donde Mercedes González sirve la misma comida que prepara para casa. Hoy hay rehogado de lentejas, carne de cabra en salsa, de cochino y queso de El Rincón. El bar, conocido por la oficina porque se ficha todos los días para echar un pizco y charlar, tiene manteles de hule, una tragaperras desenchufada y un futbolín de los de antes. Nadie hace caso a las máquinas, ni siquiera a la tele. Gana la conversación.
La mayoría de los servicios, como la tienda o la iglesia, está en Tenteniguada, a 1,3 kilómetros. Lo que sí tiene El Rincón es colegio, una unitaria de dos aulas donde 24 chiquillos de Infantil y Primaria aprenden el mundo de una forma participativa. Las decisiones se toman en asamblea con la opinión de docentes, escolares, padres y madres. «Como el tagoror de los aborígenes», cuentan los niños.

Tierra de caminos por descubrir

Camino a El Rincón. Vista de El Rincón de Tenteniguada desde uno de los caminos que llevan al pago.

Cuatro caminos. El Rincón de Tenteniguada es un lugar conocido por los senderistas. Los caminos que parten o llegan al barrio son de una gran belleza y riqueza natural, tal y como destaca Álvaro Monzón Santana, autor del libro Descubriendo Gran Canaria. Hay cuatro senderos destacados: el Camino IX, acondicionado y señalizado por el Cabildo, se inicia en La Caldera de Los Marteles, desciende junto a los roques Grande y Chico, llega a El Rincón y se prolonga hasta el centro de Valsequillo. También existe el denominado Camino de Los Alfaques, que se inicia en el cementerio de Tenteniguada y llega hasta la Caldera de Los Marteles. Es muy panorámico y tiene una visión amplia tanto del Barranco de la Capellanía como de El Rincón. Otro sendero desciende desde la zona del Roque Saucillo, pasa por el Roque Jincado y llega a La Culata de Tenteniguada para después acceder a El Rincón. Quizás el menos conocido es la ruta que parte desde la Presa de Cuevas Blancas, pasa por el Roque de El Pino y llega a las casas más altas de El Rincón.

Barranco de San Miguel.
El Rincón de Tenteniguada está protegido, en lo alto, por los roques Grande, Chico y de Saucillo. Son los símbolos de un barrio situado en la cabecera de la cuenca hidrográfica del barranco de San Miguel, con sus inicios en la caldera de Tenteniguada, «para algunos el límite del antiguo bosque de Doramas, de laurisilva grancanaria», destaca Álvaro Monzón. Anteriormente, este tipo de bosques iba desde Agaete hasta Tenteniguada. Hoy día no queda nada, salvo Los Tilos de Moya y algún rincón en Osorio.

Buena tierra. La vegetación del entorno de El Rincón de Tenteniguada, barrio situado a 900 metros de altitud sobre el nivel del mar, es espectacular. En estos meses del año el color estalla en forma de margaritas, nardos, plantas aromáticas, salvias, tajinastes, las famosas flores de mayo, amapolas, «que sólo crecen en tierra muy fina», según Esteban Suárez, frutales de todo tipo...Incluso existe «una orquídea autóctona» cuya situación los vecinos esconden como el mejor de los secretos. Los expertos destacan la joya botánica de pericalis hadrosomus, la flor de mayo leñosa, una de las especies que están más amenazadas del mundo.

De guindas a brevas.
Los vecinos de El Rincón destacan también los pájaros de la zona -alpispas, tórtolas, cernícalos, canarios, pájaros carpinteros...-, sus frutales -de las guindas a las brevas, los albaricoques, naranjas, nísperos...-, o los robustos castaños. Además, y todos coinciden, el silencio. Un mundo natural por descubrir y disfrutar.
la fiesta es la guinda

Tiempo de guindas. Es época de guindas, fruta que en estos meses va tiñendo de rojo el paisaje del pago.
n En los riscos. Senderistas en el Roque Saucillo. Los caminos desvelan paisajes espectaculares. (foto: A. Monzón)
n Explosión de colores. Echarse a andar por El Rincón es disfrutar de la belleza de su vegetación.
n Carne de cabra. En el bar El Riconcito siempre hay buena carne de cabra, de cochino y queso.
El Rincón se alegra en julio con la Fiesta de la Guinda. Los guinderos y sus frutos -ahora en plena maduración- son uno de los símbolos del barrio.

25/05/2006 19:35

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