jueves, 1 de mayo de 2008

Inventos y Descubrimientos

Inventos y Descubrimientos

"Si hubiera estado entrenado técnicamente, habría claudicado". Dijo King Gillette, después de invertir 8 frustratorios años esforzándose por inventar y presentar su hoja de afeitar de seguridad
En 1620, Cornelio Van Drebbel, un inventor holandés que trabajaba en Inglaterra, construyó un submarino de armazón de madera y casco de cuero y viajó a 4.5 metros bajo la superficie del Támesis. Era impulsado por 12 remeros. Según informes, el rey Jacobo I fue un pasajero ansioso. El sistema de Drebbel para renovar el aire en la nave sumergida permitía que permaneciera bajo el agua hasta 15 horas.
El encendedor de cigarrillos fue inventado antes que las cerillas. En 1816, un químico alemán, J. W. Dobereiner, ideó una forma de encender automáticamente un chorro de hodrógeno. El único problema era que requería platino pulverizado para actuar como catalizador, de manera que no era muy práctico.
El inventor de la dinamita, Alfredo Nobel, también inventó la madera contrachapada y elaboró planes detallados para la prefabricación de casas hechas de este material, que podían ser transportadas al sitio de construcción para su rápida erección.
El arranque automático para automóviles, que fue perfeccionado en 1911 por Carlos F. Kettering, hizo posible que las mujeres condujeran sin el compañero necesitado anteriormente para dar vuelta a la manivela del motor
En 1852 el inventor estadounidense Elisha Graves Otis ideó el primer ascensor que no se estrellaría si le ocurriera algo. En 1854, probó dicho ascensor y su dispositivo de seguridad, en la ciudad de Nueva York. Hizo que el ascensor fuera subido a una altura considerable y luego el cable fue cortado por completo. El ascensor bajó lentamente y sin daño para el único pasajero... el mismo Otis.
En 1891, cuando Whitcomb L. Judson, un inventor de Chicago, patentó lo que después se convertiría en el cierre de cremallera, tenía en la mente algo para ahorrar a la gente la dificultad de abotonar y desabotonar sus zapatos todos los días. Llamó a su invento el "cerrador y abridor de broches para zapatos".
Una cosa tan simple como el sobre no empezó a utilizarse hasta 1839. Hasta entonces, la gente usualmente doblada sus cartas, las sellaba con lacre, y escribía la dirección en el reverso.
Una mano artificial, con dedos movidos por rodillos y palancas, fue inventada en 1551 por un francés. Ambrosio Paré. Incluso permitía que un jinete sin manos cogiera las riendas de su caballo
Cansado de aplanar calles buscando un empleo, Humphrey O´Sullivan, de Boston, se sentó un día e inventó el tacón de hule.
El ingeniero británico Carlos Algernon Parsons pensó un modo excelente de hacer publicidad a su recién inventada turbia de vapor. Esperó el Jubileo de Diamantes de la Reina Victorio en 1897, en cuya ocasión hubo una majestuosa revista de la Marina Británica. La nave impulsada por turbinas de Parsons, Turbinia, navegando a 35 nudos con escasamente alguna vibración o ruido, dejó atrás, de súbitos, a la Armada. Fue una demostración eficiente, y las marinas del mundo principiaron de inmediato a ordenar motores de turbina.
En el verano de 1902, un impresor de Brooklyn, Nueva York, estaba teniendo dificultades con la impresión a colores porque el tiempo cálido y húmedo causaba que el papel en las prensas cambiara de dimensiones lo bastante lo bastante como para crear distorsiones de impresión. Willis Haviland Carrier, un joven ingeniero que intentaba resolver el problema, encontró que el aire retenía menos humedad a temperaturas más bajas. Inventó una máquina que soplaba aire sobre tubos enfriados y estabilizaba la proporción de la humedad. La impresión mejoró, y el concepto de Carrier se convirtió en la base del acondicionador doméstico de aire.
Cuando Guillermo Beebe se empeñó en explorar las profundidades oceánicas en un navío con gruesas paredes, suspendido de un barco de superficie, su idea era hacerlo cilíndrico. Un amigo indicó que una forma esférica sería más resistente. Beebe adoptó esta mejor idea. El amigo fue el presidente Franklin Rooselvet.
Treinta y dos mil patentes fueron otorgadas a norteamericanos entre 1836, año en que se estableció la Oficina de Patentes, y 1860. En sólo los 30 años siguientes, se concedieron otras 450 000 patentes. Entre 1890 y 1955, se otorgaron 2 500 000 patentes más. Los Estados Unidos registran el doble de patentes que Gran Bretaña o Francia y cuatro veces más que Alemania
Las primeras tarjetas perforadas para dar instrucciones a máquinas, antecedentes de las tarjetas de las computadoras actuales, fueron utilizadas en las factorías textiles de Francia a principios del siglo XVIII. Un telar ideado por Basilio Bouchom en 1725, utilizaba agujeros perforados en un rollo de papel para tejer diseños en tela de seda. Cuando el papel era oprimido contra una hilera de agujas, las que estaban alineadas con los agujeros permanecían en su sitio, mientras las otras se movían hacia delante.
Cuando comprendió que su carrera sería obstaculizada en la Gran Bretaña clasista, Samuel Slater memorizó los detalles de la maquinaria textil de la moderna fábrica de Ricardo Arkwrighg. Se disfrazó como peón agrícola y zarpó hacia América Slater creó la industria en el Nuevo Mundo, trabajando de memoria y construyó en Pawtucket, Rhode Island, en 1973, la primera fábrica basada en la nueva maquinaria avanzada, en los Estados Unidos. Después creó otras factorías en Nueva Inglaterra. Como padre de la industralización de su país adoptivo, Slater dio a los Estados Unidos una oportunidad aún más grande para la independencia auténtica.
El primer objeto al que podemos llamar una fotografía fue producido en 1822 por el inventor francés José Nicéforo Niepce. Sin embargo, el proceso no era realmente práctico. Requería de una exposición hasta de 8 horas. Niepce cayó en bancarrota, y en 1829, entró en sociedad con el francés Louis Jacques Maridé Daguerre, quien también estaba trabajando en el procedimiento. Daguerre lo mejoró a tal punto que ordinariamente es considerado el inventor de la fotografía.
Henry Bessemer, se basó en una sugerencia respecto a perforación hecha por su prometida, e inventó un sistema mejorado para sellar escrituras que fue adoptado alrededor de 1830 por la oficina británica de rentas, sin compensación para el inventor. El gobierno había estado perdiendo miles por ingresos porque los sellos empleados entonces podían ser retirados de documentos y usados nuevamente. Bessemer, después de seguir adelante para terminar un proceso siderúrgico muy importante, y de crearse una reputación por sí mismo en los círculos industriales, recordó al gobierno británico su olvido de más de 4 decenios antes. Todavía no era pagado, aunque su método de sellar escrituras aún estaba siendo utilizado, pero la justa reclamación fue reconocida, y Bessemer fue ennoblecido.


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