Por Luis E. Socorro
En estas páginas de Limpiafarolas, ilustres páginas porque destilan libertad de expresión e independencia plena, hemos reivindicado el rol singular de San Bartolomé de Tirajana en el contexto de Gran Canaria e incluso de toda la Comunidad Autónoma. Al igual que Las Palmas, en su calidad de capital de la ínsula, Maspalomas, primera ciudad y capital turística del archipiélago, es patrimonio de todos los grancanarios por su doble idiosincrasia de pulmón económico y centro de ocio de buena parte de la población de la isla. El Sur, así con mayúscula, es el destino sino el preferido sí el más solicitado para el disfrute vacacional de los residentes de nuestro territorio isleño. Por ello, por su importancia capital, el municipio debe de recibir un tratamiento de política de Estado desde las esferas públicas, como reivindicamos en el último número de esta publicación. Y en consecuencia, los dirigentes políticos del municipio deben de estar a la altura de las circunstancias, circunstancias que ellos mismos amplifican para pedir ayudas financieras a Cabildo, Gobierno autónomo y central. Sin embargo, uno está absolutamente convencido de que nuestros representantes políticos en Tirajana –y desgraciadamente también en el ámbito insular- sólo están a la altura de un pueblo de poco más de 50.000 habitantes, ya que carecen de visión de futuro y capacidad de liderazgo. Para lo bueno y lo malo.
Este preámbulo viene a cuento del moderno centro penitenciario que se va a construir en la finca de Llanos de Juan Grande. Porque digan lo que digan unos cuantos vecinos de Castillo del Romeral, con el todo el respeto que merecen y toda la legitimidad que atesora su postura contraria a la proyectada cárcel, la prisión se va a construir. A pesar de todas las trabas que está poniendo José Manuel Soria desde la todopoderosa Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, impertinencias con el único propósito de enturbiar y desestabilizar a los gobiernos –Nueva Canarias y PSOE- de Tunte y del Cabildo. Hay que recordar que fue el propio Soria el primero en ofertar el suelo tirajanero al Gobierno central cuando Aznar era el amo de Moncloa.
Los centros penitenciarios sólo traen beneficios a los municipios en los que se establecen. No hay ni un solo ejemplo en España de lo contrario. Repito: ni un solo caso en el que la construcción de un presidio haya perjudicado a los intereses de los ayuntamientos y residentes que han acogido estas peculiares instalaciones. Si es cierto, que en muchos lugares han aflorado debates similares al que ahora mismo está contaminando la vida sureña, pero una vez que la cárcel se ha puesto en marcha se han apagado las voces opositoras. Esto no quiere decir, ojo, que a lo peor puede surgir la excepción que confirma la regla. A diferencia de otros lugares, aquí se hará en un municipio turístico. Por ello, antes de escribir mi reflexión mensual he pulsado opiniones con destacados empresarios y profesionales de la mina de oro. Ni un solo interlocutor ha puesto pega alguna al proyecto. Es más, la indiferencia ha sido la nota predominante. Por una razón fundamental: tienen absolutamente claro que no guarda relación alguna una cosa con la otra. |
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